El jugador

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

TODOS PIERDEN

Sobre la base de El jugador, de Fiodor Dostoievsky, Dan Gueller construye en su ópera prima un film ambientado en el presente y en el entorno de un casino (el Hotel Provincial de Mar del Plata), que como en una ruleta hace girar a un grupo de personajes con un claro destino trágico: está el jugador compulsivo que hace diez años que no pisa un casino; su jefe, un viejo empresario del mundo de la carne; los nietos de éste, dos vividores que se desprecian un poco mutuamente; una novia con dejos de femme fatale; otro que apuesta toda su guita en un negocio que involucra la venta de cocaína. Gueller casi no mueve la cámara de las habitaciones y los pasillos de aquel hotel, y construye un thriller que si bien carece de grandes secuencias de acción sí tiene una tensión constante entre trampas y giros que van tornando su trama en un camino imprevisible como el azar que ronda a la ruleta.

Gueller apoya su película sobre dos texturas: primero, la que le ofrece la propia obra de Dostoievsky, el costado moral y la mirada sobre el vicio y la compulsión; la otra, un espíritu de policial negro, con sus personajes encerrados en destinos trágicos y en el que invariablemente todos perderán más allá de alguna victoria pírrica. Además, la utilización de ese casi único espacio -encima el fantasmal Hotel Provincial con sus pasillos amplios y vacíos-, aporta desde los encuadres que elige el director una potenciación de lo mínimo de esas criaturas que aparecen en la pantalla: los personajes se ven pequeños y derrotados caminando por ese escenario gigantesco que los devora en su propia ambición.

Tal vez haya un problema en la película de Gueller, y no, no son algunas actuaciones que no dan con el tono adecuado (y en determinadas secuencias de tensión chirrían). El asunto con El jugador es que aún siendo Alejandro (Awada, sólido) el personaje desde el cual el espectador se involucra, porque es el que menos poder tiene y el que de alguna manera cuestiona con su mirada ese universo que tiene en frente, por sus características de tipo taciturno y derrotado es bastante difícil sentir empatía por él. Y sin esa empatía necesaria, ese mundo escurridizo se nos hace distante y ya nos da lo mismo quién gane o quién pierda. Aún así, el director maneja los giros y las trampas con inteligencia, y sabe dotar a su película de un personalísimo aspecto visual que la distingue: el último plano es realmente notable. Eso así, El jugador funciona más cuando se vuelve oscura y trágica, que cuando pretende cierta ligereza y humor.

Dentro de un género como el policial, con amplia tradición en el cine argentino, Gueller inscribe una obra digna y se presenta como un director para tener en cuenta a futuro.