El juego del miedo 3D

Crítica de Emiliano Fernández - CineFreaks

Cadenas, sierras y engranajes

Desde el 2004 en adelante los fans del terror hemos podido disfrutar –y por suerte sólo en ocasiones padecer- cada eslabón anual de la más que adictiva saga de El Juego del Miedo (Saw), una franquicia que ha sabido mantener el nivel de calidad a fuerza de combinar el policial clásico, el snuff de torturas y el thriller posmoderno a la Pecados Capitales (Se7en, 1995). Ahora todo parece indicar que estamos ante el ansiado desenlace de un relato que acumula casi tantos recovecos como víctimas del inefable Jigsaw (Tobin Bell) podemos llegar a enumerar: así las vueltas de tuerca se acotan, van surgiendo las piezas faltantes del rompecabezas y en especial se destacan las autorreferencias colaborando en el eje narrativo.

La trama presenta en paralelo la cacería de la que es objeto Mark Hoffman (Costas Mandylor) por parte de la policía, la obsesión de éste último en lo que respecta a vengarse de Jill Tuck (Betsy Russell) y por supuesto una nueva sesión de “juegos”. Mientras que esta especie de discípulo aventajado de extrema derecha se divierte acosando a la esposa de Jigsaw, nuestro paladín de la justicia hecha carne hoy carga desde el más allá contra Bobby Dagen (Sean Patrick Flanery), un gurú de la autoayuda y presunto sobreviviente de una de esas pruebas de alcances existenciales. El Juego del Miedo 3D: El Capítulo Final (Saw 3D, 2010) es sin dudas la más gore y directa de la serie en cuanto al planteo estético general.

En esta resolución tuvieron un papel fundamental tanto el formato en tres dimensiones como el haber limitado el montaje videoclipero del pasado: claramente las dificultades que impone la tecnología y la intervención decisiva de Kevin Greutert, editor histórico y realizador de la anterior, hicieron que la balanza se inclinara hacia las cadenas, las sierras y los engranajes (léase desmembraciones y efectos varios de maquillaje). De hecho, la escena de la comisaria parece ser un homenaje bien explícito a los giallos más desproporcionados de la década del ’70. Si en El Juego del Miedo 6 (Saw VI, 2009) el enemigo era el sistema de salud estadounidense, en esta oportunidad le toca al palabrerío new age y sus bestsellers.

Aquí más que el suspenso de pulso frenético lo que domina es una catarata de sentencias hardcore enraizadas en el horror de corazoncito humanista, quizás sumamente macabro y sanguinario pero humanista al fin (otra de las marcas registradas de la evisceración sardónica). Los guionistas Patrick Melton y Marcus Dunstan, máximos responsables de las últimas cuatro entregas incluida la que nos ocupa, ofrecen un cierre digno y a todo trapo, de esos que los seguidores sabrán apreciar en pantalla grande. Resulta un verdadero misterio si Lionsgate y Twisted Pictures cumplirán su promesa de pasar a retiro a su gallina de los huevos de oro, esperemos que así sea para que el agotamiento no se intensifique aún más...