El incendio

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Jugar con fuego...

Una joven pareja que ya convive llega al momento cumbre de comprar su primer departamento. El estrés por la inminente operación (para colmo tienen que llevar el dinero en efectivo) hace difíciles las horas previas, pero una inesperada dilación de 24 horas provocada por la parte vendedora hace que ese ya muy precario equilibrio se derrumbe cual castillo de naipes.

El arranque de esta ópera prima en solitario de Schnitman es notable. Con apenas dos personajes como Lucía y Marcelo (una sublime Pilar Gamboa y un correcto Juan Barberini) logra un nivel de tensión y claustrofobia que la convierten en un ejemplo de thriller psicológico (el realizador citó a John Cassavetes y los hermanos Dardenne como algunos de sus referentes).

Los nervios, las inseguridades, la desconfianza, los reproches mutuos van minando todos los códigos de lealtad y el amor que unía a estos treintañeros. Y hay más. Un arma que entra en escena. Un encuentro íntimo bastante penoso. Una acusación de abuso sexual hacia él en un ámbito escolar. Las diferencias sociales de sus familias. Algunos malestares físicos. Las tentaciones que han estado reprimidas durante demasiado tiempo… Del amor al odio, de la solidaridad al maltrato, del Cielo al Infierno…

Los problemas del film aparecen en su segunda mitad, cuando Schnitman (talentoso narrador, dueño de buenas ideas visuales y de puesta en escena, dúctil director de actores) cae en vicios del psicodrama, en la manipulación emocional y en dosis de crueldad excesivas para un desenlace que no es todo lo convincente, aunque -cabe aclararse- nunca pierde el interés ni la potencia emocional. Un muy valioso debut.