El implacable

Crítica de Diego Batlle - La Nación

El implacable: entretenido juego del gato y el ratón

A los 64 años, el irlandés Pierce Brosnan, ex agente 007, sigue reinventándose en películas donde los conflictos ya no le exigen mayores esfuerzos físicos. En cambio, casi con la misma edad (apenas once meses de diferencia), ese astro de las artes marciales que es el hongkonés Jackie Chan sigue combatiendo cuerpo a cuerpo -con menos rigores, es cierto- con puños y patadas en siempre vistosas e ingeniosas coreografías.

El primero, por lo tanto, resultará el cerebro y el segundo, el corazón de este thriller dirigido con buen pulso por el neozelandés Martin Campbell (responsable de varias películas de las sagas de James Bond y de El Zorro). Con la típica estructura del gato y el ratón, Chan interpreta en El implacable a Quan, el dueño de un humilde restaurante londinense que quiere vengar la muerte de su hija en un atentado terrorista. Brosnan, por su parte, encarna a Liam Hennessy, un enigmático y manipulador funcionario del gobierno británico con un oscuro pasado.

El individuo noble (que se ve obligado a utilizar todos los recursos a su alcance) contra un sistema insensible y corrupto será el eje principal de una película algo esquemática en su propuesta (no es difícil adivinar ciertas vueltas de tuerca), pero al mismo tiempo construida con un permanente profesionalismo que por momentos deriva incluso en un virtuosismo formal que se agradece.