El hombre solitario

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

El (bienvenido) regreso de la vieja guardia

No estoy seguro de que El hombre solitario sea una GRAN película, pero sí lo estoy de que es una muy noble y disfrutable, concebida por un sólido guionista y co-director como Koppelman. De todas maneras, más allá de los no menores méritos del film (el principal es hacer creíble y emotiva una historia que daba para el clisé y el ridículo), el mayor placer personal que me regaló este film fue el de ver brillar a esa "vieja guardia" integrada por el trío Michael Douglas-Susan Sarandon-Danny De Vito al nivel de las mejores obras de los '80 con las que crecí como espectador. Y, aunque aquí no esté del todo aprovechado. también aparece Jesse Eisenberg, la revelación de Adventureland, un verano memorable, Tierra de zombies y protagonista de la inminente Red Social.

En tiempos de "dictadura" adolescente/juvenil en que los actores veteranos suelen quedar confinados a papeles secundarios de escaso desarrollo y relieve, es para reivindicar una historia que apuesta por describir sin tapujos ni prejuicios las miserias, traumas, miedos, sensaciones y deseos de los sexagenarios (Douglas y De Vito tienen 65 y Sarandon, 63).

Film que me hizo recordar en varios pasajes a la muy estimable Fin de semana de locos (Wonder Boys), de Curtis Hanson, este segundo largometraje del dúo Koppelman-Levien después de Hijos de la mafia / Knockaround Guys (2001) describe las desventuras de Ben Kalmen (Douglas), un otrora exitoso dueño de concesionaras automotrices y estrella mediática gracias a unos famosos infomerciales que se sumerge en una decadencia afectiva, laboral, financiera y moral que parece no tener fondo.

Mientras se dedica a seducir jovencitas (le gana en ese rubro hasta al Adrián Suar de Igualita a mí) y a herir a sus seres queridos (o que lo quieren), este perfecto antihéroe -mujeriego incorregible, empresario inescrupuloso, mentiroso compulsivo, cultor del más ponzoñoso de los cinismos- termina acompañando a su hijastra a un college donde -claro- se meterá en más y más problemas. Sus únicos contactos con cierta realidad y humanidad (estamos ante un auténtico negador/fabulador) serán con un viejo amigo al que reencuentra luego de muchos años (De Vito), con su querible y leal ex esposa (Sarandon) y con un inocente estudiante (Eisenberg).

Más allá del impecable engranaje creado por Koppelman (un irregular guionista al servicio de la industra con títulos como Ahora son 13, Apuesta final, Con la frente en alto y Tribunal en fuga), la película es la performance de Douglas, un intérprete que en ciertas películas parece demasiado afecto al tic y a la sobreactuación, pero que aquí no da ni una sola nota en falso (es, sin dudas, uno de los mejores trabajos de su carrera).

Un hombre solitario -que arranca nada menos que con la voz del enorme Johnny Cash cantando el tema homónimo- logra que amemos y odiemos, que suframos y nos riamos, que nos identifiquemos y nos compadezcamos de Ben Kalmen. No muchas películas consiguen que pasemos por tantos (y tan diversos) estados de ánimo. Bienvenido, pues, este regreso de la querida "vieja guardia" en esta, una de las verdaderas sorpresas de la temporada.