El Hobbit: Un viaje inesperado

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Bilbo Bolsón y sus 13 enanos

El director se plantea divertir, ilustrar más que emocionar. Y, como siempre, impresiona.

Así como La Comunidad del Anillo marcó un quiebre en el género de aventuras por su manera de narrar, El Hobbit repite esa esencia en el manejo, en la conducción de un relato. La imaginería visual de Jackson, su desparpajo a la hora de mover cámaras y grúas y usufructuar los efectos de CGI se han ido perfeccionando. Es un entretenimiento de tono épico, mayúsculo: un sentimiento familiarizado se apodera desde la primera escena.

La mayor diferencia entre esta primera película de las tres que le demandarán a Jackson contar El Hobbit y la trilogía de El Señor de los Anillos está en la historia y el tono. Si bien falta para que uno se encariñe y sienta más por los personajes de El Hobbit , Tolkien lo escribió como un libro de aventuras puro. Jackson le adosó toques de comedia, sin que sea una película cómica. Si hay algo que se extraña de El Señor... es la dramaticidad de las escenas.

El retorno del rey se vivía con pasión y vehemencia desde la platea, se sufría por el destino de Aragorn, Frodo... Aquí es más un dejarse llevar por el cuento y algunas descripciones.

Jackson y sus guionistas desde El Señor..., su esposa Fran Walsh y Philippa Boyens -vaya uno a saber qué quedó en el guión de la pluma de Guillermo del Toro, quien iba a dirigirla- se volvieron más puntillosos y detallistas. A veces, en extremo (la presentación de los trece enanos en la secuencia de la casa de Bilbo no termina por presentar a ninguno, es larga y si no aburrida, poco aporta más que humor) y otras ampliando lo apenas esbozado por Tolkien (la escena de los gigantes de piedra).

Es que la película arranca bien fuerte contando cómo el dragón Smaug se apoderó de Erebor, desterrando a sus legítimos ocupantes, los enanos, y luego pasa a la introducción de Bilbo, su encuentro con Gandalf. En cuanto al hilo argumental, en El Hobbit Tolkien sigue casi los mismos lineamientos que hará en El Señor... - que escribió después-. Una congregación de personajes en marcha hacia una montaña lejana, donde recuperar algo perdido -aquí, un reino-, y en su viaje enfrentar todo tipo de peligros y criaturas, algunas ya frecuentadas por quienes leyeron o vieron El Señor... (orcos, trolls) y otras por conocer.

En El Hobbit , la película, hay personajes familiares, que vuelven (Gandalf, un Bilbo más joven porque esto transcurre 60 años antes que en El Señor..., Frodo, Saruman, Elrond, y otro como Galadriel que no estaba en el libro, pero sí en El Señor de los anillos ). Ese sentimiento de déjà vu a veces impera en el relato. Así, El Hobbit , para los amantes de la trilogía de Jackson. es como un apéndice.

Lo nuevo es ese tono que marcábamos, y las imágenes en 3D y a 48 cuadros por segundo, que sí, revolucionará el cine por su definición y calidad en imágenes, haciendo más realista, y vívida, la inserción del espectador en la historia. Párrafo aparte para la aparición de Andy Serkis, quien motion capture mediante, es de nuevo Gollum, en la maravillosa secuencia de los acertijos con Bilbo. Y hay una escena dentro de la monumental secuencia en la guarida de los trasgos que termina igual que una de King Kong ...

Para que se hagan una idea: en la filmografía de Jackson, El Hobbit estaría más cerca, si cabe, de Bad Taste que de Desde mi cielo . El director se plantea divertir, ilustrar más que emocionar. Sí, como siempre, impresiona.