El hijo perfecto

Crítica de Ezequiel Obregon - EscribiendoCine

Un secreto entre las dos

Sin caer en el relato aleccionador, la sueca El hijo perfecto (2015, My Skinny Sister) hace foco en lo vincular y narra la historia de dos hermanas, una de ellas con trastornos alimenticios.

Stella (Rebecka Josephson) es una preadolescente un poco tímida, con algo de sobrepeso, integrante de una familia de clase media sueca. Ella sostiene una relación muy cambiante con su hermana mayor Katja, cuyo principal objetivo es destacarse en una competencia de patinaje artístico. El vínculo que tienen va desde la admiración (de Stella hacia Katja) y la complicidad amistosa hasta los celos y los momentos tensos. Sin embargo, es evidente que detrás de los problemas hay un genuino cariño entre ambas.

La ópera prima de Sanna Lenken tiene un tono que se amolda a la frialdad de las producciones de su país; predilección por los primeros planos, poca incidencia de la banda sonora (que aquí hay, pero con discreta presencia), secuencias en donde el silencio ocupa un lugar central como constructor de tensiones. Esa impronta estética le viene de maravillas a un tema que, en el peor –y frecuente, por cierto- de los casos es tratado de forma aleccionadora y reduccionista.

Cuando Stella descubre que su hermana tiene bulimia (se exige demasiado en el entrenamiento y se produce vómitos apenas termina de comer), esa relación tan compleja devendrá en algo mucho más drástico. Sobre todo, luego de que la hermana la extorsione con revelar detalles de su privacidad a cambio de mantener el conocimiento de su trastorno alimenticio lejos de sus padres. A partir de ese momento, la película –que está narrada a partir del punto de vista de Stella- abordará no sólo la bulimia, sino también la percepción de la más pequeña, a quien el peso de ese secreto se le hará cada vez más difícil de soportar.

Son escasos los estrenos de cine de territorios nórdicos que llegan a nuestra cartelera (uno de los últimos casos fue el de Cuando despierta la bestia (2015, Når Dyrene Drømmer), hace ya unas cuantas semanas), por lo tanto es celebrable la llegada de esta película “pequeña”, sí, pero honesta, concentrada en un conflicto y con una imagen bien elaborada sobre el siempre fascinante y conflictivo pasaje de la niñez a la adolescencia.