Escuadrón Suicida

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Algo está pasando con el cine de superhéroes. Mientras por un lado las adaptaciones de Marvel consiguen transmitir (excepto “4 fantásticos”) el espíritu de las viñetas que atraparon a generaciones, las transposiciones de DC del Siglo XXI aún no pueden encontrar el término justo entre el negocio y el séptimo artes.
Así, si “Batman VS. Superman” (2016), de Zack Znyder, logró un récord negativo de críticas, por su atiborrado guion y exceso de metraje, en “Escuadrón Suicida” (USA, 2016) de David Ayer, la adaptación del transgresor comic del mismo nombre, termina por consolidarse como un tibio acercamiento a la maldad como vector de las acciones y como posibilidad, también, de búsqueda del bien.
“Escuadrón Suicida” relata cómo un grupo de malvivientes, en la era post Superman, es reclutado por una ambiciosa mujer llamada Amanda (Viola Davis) quien imaginó una liga de la maldad para enfrentar casos de extrema violencia en la ciudad y brindarles así la oportunidad de redimirse.
Y si bien en un primer momento la idea es mirada con malos ojos por las autoridades locales, deberán aceptar la propuesta ante el aumento de la violencia, sabiendo que podrán controlarlos a pesar de sus verdaderos impulsos/instintos.
Pero cuando la situación se desmadre, y uno de ellos, Joker (Jared Leto) decida fugarse y seguir en el lado “oscuro”, el grupo verá como Amanda deberá ponerse intransigente para esforzarse en demasía para contenerlos y evitar, por ejemplo que Harley Quin (Margot Robbie), nuevamente, por el amor a Joker pierda una vez más el rumbo.
La idea del film y el material con el que se contaba como materia prima, era interesante para poder constituir una transgresora cinta de acción y comics en la que privilegiara la incorreción política como norte.
Pero Ayer, o los estudios, decidieron en la sala de montaje, algo que es evidente en el visionado, hacer un copy paste, y quitarle protagonismo a personajes (Joker) y darle a Deadshot (Will Smith) y Harley Quinn mayor importancia en el relato.
Si con Znyder Warner hizo otro “desastre” en el montaje, corre el rumor que mientras Ayer terminaba su corte, el estudio editó su propia versión, la que finalmente hoy estará llegando a todas las salas.
Una primera parte con la presentación de algunos de los villanos, con una decisión de destacar a unos sobre otros, y la edición empastada, que sin escenas de transición, cual videoclip en loop, propone sumergirnos en la historia, hacen que “Escuadrón Suicida” nunca termine por cerrar del todo su propuesta.
Visualmente impacta, y hay algunos momentos que recuerdan algunas escenas del Batman de Tim Burton, cuando la locura del Joker, con sus secuaces, asaltaba por sorpresa museos y fiestas de ricachones, pero esa ebullición e incorrección, termina por evaporarse con una puesta rígida y lineal que termina por afectar la totalidad del filme.