Escuadrón Suicida

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

"Escuadrón Suicida" no decepciona

n aciertos y problemas, con momentos de mucha intensidad pop y con una troupe de personajes tan atractivos como simpáticos, Escuadrón suicida cumple y aprueba. Podría haber sido mejor, pero está lejos de ser un fiasco.

La película de los supervillanos (esta vez buenos) de DC Comics no busca más que el entretenimiento instantáneo. Su naturaleza es contradictoria. Es de una potencia evanescente, de una belleza de neón que no encandila. Se siente como un mazazo indoloro, como un golpe seco inocuo. Está más cerca de ser un blockbuster que pisa fuerte sin aplastar, que una aplastante obra maestra.

El director David Ayer traiciona la ortodoxia del fanático que pretende que el cine sea fiel a la historieta. En la película se humaniza a los villanos, se los dota de pasado, de contexto, de sensibilidad. No son tratados como metahumanos desalmados, sino como personas que cometieron crímenes.

Escuadrón suicida es, además, una de las pocas películas de superhéroes que no cae en la ambición por la megalomanía. Los sueños de los personajes son modestos y mundanos. Y el amor es su gran tema (el plano final lo corrobora).

David Ayer sabe que sus fenómenos de circo son lo mejor que tiene y elige presentarlos de a uno, con sus respectivas historias contadas en pequeños flashbacks. Es en el detenimiento en cada uno donde Ayer aprovecha para incorporar una lista de canciones en sintonía con la onda del producto, y para jugar con el humor y lo dramático.

Hay lucimientos y decepciones. Will Smith como Deadshot y Margot Robbie como Harley Quinn se llevan los aplausos. Mientras que Cara Delevingne arruina su doble personaje (June Moone/Enchantress) con gesticulaciones sobreactuadas.

El tan esperado Joker interpretado por Jared Leto sale poco. Si salía menos hasta podría haber igualado la participación de Batman (Ben Affleck), que está casi en un permanente fuera de campo. Pero el problema no es de cantidad de tiempo en pantalla sino de calidad. A este Joker le falta carisma y diversión. Es demasiado insulso como para ser el temible freak de rostro sonriente.

En cambio la Harley Quinn compuesta por Margot Robbie enamora desde el primer momento. Lo único que llama la atención es la idea conservadora y cursi que tiene del amor (fantasea con casarse con el Joker, tener hijos, ser un ama de casa impoluta). Y sí, el Joker también se muestra enamorado, se humaniza por ella.

Si bien la película tiene ritmo, la primera parte es la más dinámica. En el medio se estanca un poco. Y hacia el final cae en resoluciones predecibles y apresuradas. Sin embargo, Escuadrón suicida no llega a derrumbarse, ya que tiene un propósito que está más allá de tropiezos: divertir.