El escándalo

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Después de Trumbo, Jay Roach retoma otro caso verídico, uno mucho más actual que marcó el comienzo del Time’s up y llega a cartelera casi junto a la sentencia de Harvey Weinstein.
Frente a la pantalla de Fox News desfilan un sinfín de mujeres bellas, delgadas, mayormente rubias, vistiendo polleras y mostrando sus piernas. Por más que se esfuercen en sus carreras, que sean inteligentes y audaces, los que las mantiene ahí es ni más ni menos que su apariencia. Caducan con el tiempo, son soldaditos uniformados fácilmente reemplazables, como se da cuenta uno de los personajes femeninos de El escándalo.
Roger Ailes maneja a su antojo una empresa millonaria como lo es el canal Fox News. Es él quien decide quién aparece en cámara, quién entra, quién sale, el tipo de plano que favorece; desde su oficina lo decide todo. Lo que no muchas saben hasta que llegan a esa instancia, es que aunque se trate de un medio machista y superficial basado en la imagen, siempre puede ser peor. Y para Roger hay un paso más que las mujeres tienen que dar si quieren salir en la televisión.
En El escándalo entran en juego principalmente tres personajes femeninos: una periodista con experiencia que se encuentra en el momento más álgido de su carrera (con lo bueno pero también con todo lo malo) cuando Donald Trump se postula como presidente y se enfrenta a él en medio de una polémica, otra experta periodista que empieza a vislumbrar los últimos momentos de su carrera en el canal sin que eso la impida hacer siempre lo que crea que tiene que hacer para enfrentar desde los micromachismos, y una joven llena de ilusiones que son rotas cuando se enfrenta a Roger Ailes y se encuentra con una situación que no sabe y no tiene por qué saber manejar.
El escándalo tiene un tono televisivo, dinámico. Mucho acercamiento a rostros, idas y vueltas entre las narraciones de sus protagonistas. Las tres actrices, los tres personajes, tienen su propia voz (en off). Pero a su alrededor también aparecen continuamente otros personajes, muchos olvidables o con la promesa no cumplida de un mayor desarrollo (ahí está por ejemplo Kate McKinnon en un registro diferente que nos deja con ganas de más).
Por suerte tenemos tres actrices talentosas como lo son Charlize Theron, Nicole Kidman (un personaje que al principio parece ser el menos interesante e importante y termina marcando el camino) y Margot Robbie, aunque ésta última no tenga el personaje que más le permita lucirse. El problema es que entre acentos forzados y un maquillaje poco convincente (aunque los Oscars nos digan que es el mejor del año), sus actuaciones se sienten bastante impostadas durante gran parte del metraje. En cuanto a caracterización sobresale el Roger Ailes de John Lithgow. Aunque estaría bueno que se dieran cuenta de que para interpretar a un personaje real no es necesario disfrazarse de ellos, que la nariz tenga la misma forma, que los pómulos sean los mismos…
El film narra y al mismo tiempo denuncia lo que antes permanecía en completa oscuridad y secreto pero no deja de ser más que el comienzo de un camino que se vislumbra largo. Jay Roach logra retratar este ambiente sumamente tóxico y machista con mucha eficacia, estando desde en los detalles menores hasta los que más indignan.
Más allá de la cantidad de líneas que parecen no tener relación entre sí hasta que casi forzosamente se ven unidas, y la cantidad de datos y personajes que van entrando y saliendo alrededor de sus protagonistas, El escándalo es un film dinámico, entretenido que nunca aburre.