El día trajo la oscuridad

Crítica de Rolando Gallego - Lúdico y memorioso

La amenaza de lo siniestro

Algo que se gesta lentamente y que atrapa a sus protagonistas (y al espectador) es lo que logra Martín Desalvo en "El día trajo la oscuridad"(Argentina, 2013), un perturbador filme que en sus silencios construye una entidad y universalización de su historia como pocas veces pasó con el cine de género nacional.

En una localidad del Sur Argentino, sin identificar (otro rasgo más de su universalidad), los rumores sobre una epidemia que afecta a jóvenes mujeres se propagan tan rápido como el mal.

Sobre aquello que no se dice, eso que sólo los adultos de la película hablaran, aunque permanezcan ocultos y fuera de plano, se irán tejiendo suposiciones que sólo harán que Virginia (Mora Recalde) sea atraida aún más a su prima recién llegada (Romina Paula) y a las alucinaciones que le genera.

Aprovechando, como ya lo hizo Lucía Puenzo en Wakolda, la majestuosidad de los paisajes sureños, con profundos bosques de largos y eternos árboles, Desalvo creará atmósferas y climas enrarecidos, con tonalidades azulinas, que acompañarán la sugestión de algo ominoso que se gesta fuera de plano.

En ese no saber qué pasa y en el acompasamiento de las acciones a través de una banda sonora ideal para el filme "El día trajo la oscuridad" erige un discurso enérgico y realista sobre la posible amenaza de un mal.

Ese mal está latente, en aquellos planos que detrás de una puerta muestran pequeñas acciones cotidianas, pero que en cualqueir momento puede hacer explotar la enfermiza e histérica relación entre primas.

La elección de encuadres y composición de las escenas, como así también la simpleza de algunos guiños al género, hacen de esta película un oportunidad para profundizar una vez más sobre lo siniestro.

PUNTAJE: 8/10