El chef

Crítica de Samantha Schuster - Cinéfilo Serial

Cuando existen películas que están filmadas de una manera particular siempre suelen llamar nuestra atención. «Boiling Point», un film inglés que primero fue un corto y en 2021 se estrenó el largometraje, comenzó a resonar en nuestro país incluso antes de su estreno este jueves porque está filmada íntegramente en un solo plano secuencia, una herramienta audiovisual que resulta sumamente atractiva.

Y a pesar de que a veces cuando se le pone mucho énfasis en la manera de filmar o contar una historia se pierde un poco el desarrollo de la trama porque se busca más impactar mediante su forma y no tanto por su fondo, en este caso eso no ocurre.

«El Chef», como se la conoce en Argentina, se centra en la noche más concurrida del año en uno de los restaurantes más importantes de Londres. El carismático y autoritario jefe de cocina, Andy Jones (Stephen Graham), trata de lidiar con múltiples crisis personales y profesionales, no solo de su propia vida, sino también del resto de sus compañeros. La inesperada visita de un inspector de sanidad y seguridad alimentaria será el punto de partida para una velada llena de presiones, recelos e indignaciones que pondrán a prueba a cada uno de los personajes.

El film nos presenta una trama intensa que va aumentando con el correr del tiempo y que nos muestra el detrás de escena del trabajo en una cocina, un submundo no muy conocido por todos pero que se convierte en algo fascinante para abordar. Allí se profundizan todos los inconvenientes que pueden suceder en un espacio laboral, pero también cómo a veces las personas llevamos cuestiones personales a nuestro trabajo e impacta en lo que hacemos.

Tal como lo anuncia su título en inglés, «Boiling Point», la película nos ofrece una hora y media de una olla a presión que en cualquier momento está a punto de estallar por distintas cuestiones. El vínculo entre los empleados del restaurante, y los clientes y los mozos es tirante y ríspido, por eso tenemos un clima de tensión que se mantiene durante todo el metraje. Además, el constante movimiento de la cámara hace que tengamos un ritmo dinámico y frenético y esa tensión se sienta más a flor de piel.

La cámara va siguiendo a los distintos personajes mientras realizan sus respectivas responsabilidades. Es todo una destreza por parte del director y guionista del film que en tan poco tiempo podamos tener detalles de cada uno de los protagonistas, sus vidas, aficiones y deseos, a través de diálogos o gestos. No solo podemos conocerlos más sino también ponernos en su lugar y empatizar (o no) con ellos.

En este sentido también debemos destacar la labor del elenco, que se nota que debe haber realizado un gran trabajo para aprenderse sus líneas y realizar las interacciones con el resto de los actores sin cometer ningún tipo de error o titubeo. No parecería haber lugar para la improvisación, sino que se siente que está bastante ensayado y articulado. Es así como podemos subrayar la actuación de Stephen Graham («Snatch», «Piratas del Caribe», «The Irishman»), que si bien no está constantemente en pantalla porque se le da lugar al desarrollo de los secundarios, es el que lleva la voz cantante y la mayor presión a la hora de ponerse en la piel de su personaje. También Vinette Robinson («Black Mirror», «Sherlock») como la mano derecha del chef se lleva todas las miradas.

A pesar de utilizar una sola locación, el director logra aprovechar cada uno de los rincones del restaurante donde se va metiendo con su cámara para retratar las distintas situaciones que se van dando. La puesta en escena contribuye a generar el clima deseado para que se desarrolle la historia, como también el sonido ambiente del bullicio del restaurante que te transporta a aquel lugar.

En síntesis, «El Chef» es una película que se destaca tanto por su historia como por la forma en la que se la cuenta. Filmada en un solo plano secuencia, una herramienta que está totalmente justificada y no es simplemente un capricho o una búsqueda de elitismo, nos ofrece una trama llena de tensión, suspenso e imprevisibilidad que se sustenta por las buenas actuaciones del elenco y una cámara en pleno movimiento que nos otorga un frenetismo constante.