El camino de Santiago

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Al maestro con cariño

Un valioso documental-tributo sobre un pionero del documental latinoamericano.

Santiago Alvarez (1919-1998) fue uno de los directores más importantes de la historia del cine cubano y uno de los principales referentes del documental latinoamericano. Si bien realizó muchos cortos, medios y largometrajes, su principal aporte fue como cabeza durante más de tres décadas del Noticiero ICAIC Latinoamericano, un informativo semanal rodado en 35 milímetros que se constituyó en la principal herramienta de difusión de la Revolución de la isla.

Su trabajo fue orgullosamente militante, didáctico, propagandístico, aunque también es cierto que en múltiples oportunidades críticó ciertas ridiculeces de las políticas oficiales (como la persecución a la Nueva Trova por sus “desviaciones rockeras”). Sus entrevistas a Fidel Castro, sus registros en el exterior (las imágenes de la asunción de Cámpora en 1973 son impresionantes), su mirada a la guerra de Vietnam y su padrinazgo a una nueva generación de directores directores como Pastor Vega, Miguel Torres, Daniel Díaz Torres, Rolando Díaz o José Padrón (también llegó a trabajar con ese otro pionero que fue Tomás Gutiérrez Alea) fueron algunos de sus significativos aportes, que se extendieron también a la estética y a las herramientas narrativas utilizadas en sus producciones.

El film demuestra un impecable trabajo de investigación e incluye testimonios de Julio García Espinoza, Fernando Pérez, Alfredo Guevara, Fernando Birri, Silvio Rodríguez y Manolo Pérez, pero a nivel formal es más bien convencional. Incluso dedica muchos (demasiados) minutos a analizar el legado de Alvarez y su influencia en los jóvenes realizadores que preparan un homenaje a su figura. Las diferencias (brechas) generacionales y la huella dejada por el maestro eran, por supuesto, temas a desarrollar, pero la filmación de largas sesiones de debate quitan en este caso más de lo que aportan.

Así y todo, este nuevo trabajo del realizador de Diablo, familia y propiedad y Seré millones (y de su colectivo Cine Insurgente) es muy valioso y atractivo, sobre todo para aquellos interesados en reconstruir esas páginas esenciales, insoslayables del cine político en América Latina.