El Avispón Verde

Crítica de Roger Koza - La Voz del Interior

Megabobo

Una hipótesis: El Avispón Verde , como lo fueron Un maldito policía en Nueva Orleans y Juegos sádicos en su momento, es una película enmascarada. Parece una cosa pero es otra. Diríase que el francés Michel Gondry ha repetido un viejo truco castrense. Su película es una suerte de caballo de Troya, un filme paródico aunque piadoso sobre superhéroes y la cultura en la que nacen y se representan.

Esta adaptación de una serie radial de la década de 1930, llevada más tarde a la televisión, funciona como una de(con)strucción festiva del concepto mismo de superhéroe: un superhéroe es, esencialmente, un imbécil, a menudo un aristócrata infantil, y siempre un narcisista incurable cuya obsesión más evidente es imponer una tendencia. Quizá el único superhéroe proletario, el Hombre Araña, sea una excepción, pero con El Avispón Verde se desenmascara una superlativa banalidad de exportación.

El dilema es conocido: el hijo irresponsable de un magnate de la prensa debe tomar la posición de su padre tras su (dudosa) muerte. Dirigir un diario no está en sus planes hasta que entiende que tener un periódico es igual a construir un relato, el que puede fomentar su nueva diversión filantrópica: ser un superhéroe, o pretender serlo, aunque el malísimo del filme, Chudnovsky, luego Bloodnovsky, dará una lección inicial precisa sobre la cultura light en donde todo resulta una pose.

Pero Britt Reid no será nunca el héroe en cuestión sin su chofer chino llamado Kato, alguna vez huérfano hasta ser adoptado por el padre de Reid. Este sirviente chino es dibujante (sólo para homenajear a Bruce Lee, el “Kato televisivo”), inventor, karateca e inteligente. ¿Hermanos? ¿Pareja? ¿Rivales? La nueva secretaria de Reid será motivo de disputa, aunque da lo mismo, pues la lógica del relato es un disparate, y la lucha del bien y el mal en las calles de Los Ángeles resulta irrelevante.

Gondry organiza un despropósito con un propósito: demostrar la trivialidad de los superhéroes, un personaje conceptual que domina un imaginario, lo que no impide que a su vez diseñe un par de secuencias notables: el entierro de un auto, una pelea doméstica entre Kato y el Avispón, y la confrontación final en el edificio de un diario.

Los fanáticos de la serie se sentirán defraudados. Los defensores de Gondry (y Seth Rogen) sentirán que éste ha sido un paso en falso. El Avispón Verde , película destinada al olvido y al descrédito, es mucho más de lo que parece.