El Avispón Verde

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Avispón que zumba, no pica

La película con el superhéroe y su asistente Kato se queda a mitad de camino entre la parodia y el homenaje.

La sumatoria del director Michel Gondry ( Eterno resplandor de una mente sin recuerdos ), el actor, comediante, coguionista y coproductor Seth Rogen ( Ligeramente embarazada ) y El avispón verde (más Kato) daba para imaginar un entretenimiento estilístico inusual, alocado, con más humor que aventuras y mucho desparpajo.

Gondry no deja de sorprender. Porque su Avispón verde no es ni lo que uno presumía ni tampoco un entretenimiento del todo eficaz.

Lo es por momentos, cuando el humor se impone a la acción –dicho sea de paso, pueden sacarse los anteojitos porque los efectos en 3D aportan poco y nada a la proyección- en una adaptación que se queda a mitad de camino. No es parodia, aunque dobla en la esquina, ni homenaje, aunque haya algún guiño a Bruce Lee.

Tras zumbar primero en la radio, luego en el cine (1940) y entre 1966 y 1967 en la TV, con sólo 26 episodios y Bruce Lee en la piel de Kato, el asistente asiático maestro en artes marciales, a El avispón verde le costó volver al cine. Diferencias en el guión, o sea: en cómo encarar a este héroe sin superpoderes, que de la noche a la mañana decide combatir el Mal aprovechándose de la herencia millonaria que le dejó su padre, hicieron que Kevin Smith pasara por el proyecto hasta que terminara en las manos de Gondry. Ya Seth Rogen estaba subido al Black Beauty, el auto negro que Kato prepara y que es casi casi un émulo del batimóvil.

Es que si El avispón y Kato (que en algún momento iban a ser George Clooney y Jet Li) tienen algo en común con Batman y Robin, esta película tiene más aliento a la serie del héroe de Ciudad Gótica que de los filmes de Tim Burton o de Christopher Nolan sobre el caballero de la noche. Para Gondry son lo de menos la trama y hasta el malvado (Chudnovsky, interpretado con cierta malicia y dejadez por Christoph Waltz, el de Bastardos sin gloria ). Es más vital y significativa la relación entre “amo” y sirviente” (aunque quede claro que el más talentoso es Kato) que todo lo que lo rodee o enfrente. Y eso incluye a Lenore, la secretaria de Britt Reid, el joven heredero del diario convertido en héroe, que interpretada por Cameron Diaz no hace más que sonreír y perderse en la trama hasta que uno se pone a pensar ¿cuál era el rol de esta chica en toda la película? Salvo en la Katovisión –el momento en el que Kato anticipa cómo va a pelear contra su(s) contrincante(s)-, y que, sí, es parecido a lo que Guy Ritchie le hacía ver a Robert Downey Jr. en su Sherlock Holmes , no hay mucho de la fantasía Gondry volcada en el relato.

Que el taiwanés Jai Chou casi no sepa pronunciar una palabra en inglés le da otro toque kitsch al asunto, que demuestra que avispón que zumba, no pica.