El Avispón Verde

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Un avispón que no pica

Vamos a ser claros, directos: El Avispón Verde -el clásico relato que surgió en los seriales de la radio, pasó por la TV y recala en el cine a gran escala (120 millones de dólares de presupuesto) no es el desastre que buena parte de la crítica norteamericana destruyó con sumo desprecio, pero está muy lejos de ser una gran película. Un punteado alcanza para conocer los principales problemas del film.

1- Poco Gondry. Del director francés de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, Soñando despierto y Rebobinados podía esperarse un mayor desparpajo, un exuberante espiritu pop, un delirio que el film extraña en buena parte de sus dos horas.

2- El show de Seth Rogen. Más que una película de Gondry, parece un film al servicio de Rogen, protagonista omnipresente y a la vez coproductor y coguionista del film con su socio Evan Goldberg. Lo que en la Nueva Comedia Americana puede tener sustento y sentido, aquí resulta un festival de exageraciones que hacen bastante insufrible su actuación.

3- El anti Batman. Está claro que este film apuesta por un tono ligero y paródico, bien alejado de cierta solemnidad de El Caballero de la Noche, pero lo que funcionaba tan bien en la primera Iron Man, en Kick-Ass o incluso en films animados como Los Increíbles, Megamente o Mi villano favorito, aquí no encuentra jamás el tono justo. Ni chicha ni limonada.

4- Elenco desperdiciado. Si lo de Rogen es un desborde tras otro, tampoco es gran cosa el Kato de Jay Chou (pensar que en la serie lo interpretó Bruce Lee), el carisma de Cameron Diaz está totalmente desperdiciado, Tom Wilkinson luce igual cuando en la trama han transcurrido dos décadas y Christoph Waltz -el genial malvado de Bastardos sin gloria- hace lo que puede con un rol de villano sin grandes hallazgos.

5- Un 3D innecesario. El paso a 3D aquí no tiene el más mínimo sentido. Las set-pieces no ganan nada y, al contrario, pierden claridad. Me saqué varias veces los anteojos durante la proyección y, para mi sorpresa, la imagen se veía mucho más nítida.

Lo que queda, entonces, es un entretenimiento del montón. Muchos gadgets, alguna ocurrencia, un poco de ingenio, cierto gag logrado y poco más. Un avispón que no pica.