El aro: resurrección

Crítica de Csaba Herke - Leedor.com

El aro: resurrección
De manera paradójica, el mundo proclama a gritos la muerte de las categorías, pero éstas no sólo no dejan de existir sino que se multiplican exponencialmente.

Este es un tema que, una y otra vez, se presenta. Parece que las categorías más que desaparecer, resucitan una y otra vez, aún cuando académicos y neófitos presurosos declaman su muerte, o las usan a discreción. Quizás lo que cambió es que antes se debía usar un grupo determinado, y hoy se usan las que más le guste al autor, al lector o al teórico: film noir, film feminista noir, film subjetivo noir psicológico feminista, etc. Así se pueden ir agregando categorías hasta el infinito, hasta volver a lo que es sólo un film, pero ya no es un film, sino un objeto audiovisual. Pero, ¿qué es un objeto audiovisual?.

Ahora vamos a hablar de un film japonés que, tiene bastante aspecto koreano. Como verán ya introdujimos dos o tres categorías, sin quererlo incluso,: la idea de fluidez, cosa que ni a los japoneses tradicionalistas ni a los koreanos que se autodenominan inventores de K-pop les gusta mucho, pero para los ojos redondos, tienen muchos rasgos en común. Probablemente la pujante fuerza de la producción koreana hace que ciertos rasgos migren de un lado al otro.

El filme EL ARO: RESURRECCIÓN (THE PERILOUS INTERNET RING) de Norio Tsuruta (Norio Tsuruta (鶴田 法男, Tsuruta Norio, 1960, Tokyo, Japón) basado en el cuento homónimo de Koji Suzuki; pertenece a su vez una antología de su obra llamada “Dark Water” (novela)[1].

La adaptación cinematográfica del cuento es el conocido Ringu por Hideo Nakata, el filme más taquillero de la historia del cine (de terror) japonés, convertido en un auténtico fenómeno de masas, con varias secuelas, libros, mangas, series televisivas y videojuegos[2].

Suene extraño o no, Suzuki, que no es ninguno de los filósofos Suzuki, como tampoco la fábrica de motos y vehículos y otra infinidad de cosas, tiene una Maestría en Educación Infantil[3]

De la misma manera que todo “manual del docente positivista”, coincide que el conocimiento de un alumno en un examen es completamente ajeno al conocimiento subjetivo sobre la persona, cualquier trabajo, sea éste ensayo, paper o arte, debiera seguir esos mismos preceptos. Pero cómo usamos las categorías o las dejamos de usar al gusto de cada uno, en este caso también usamos discrecionalmente esos datos.

Esto lo digo porque el autor del libro, Suzuki, en el que está basado la franquicia completa es un personaje que en muchos puntos es una mezcla de Stephen King y Kenzaburo Oé; en principio es un escritor que experimenta con vivencias extremas, cría un hijo, profesor de literatura francesa y narrador oral de cuentos de terror[4] Si su primer éxito de taquilla fue con Ringu (リング, Kanzen-ban , Chisui Takigawa, Japón) (Ringu, リング, Hideo Nakata, Japon, 1998) y Ringu 2 ,(1999), del mismo autor de Rasen らせん, Jôji Iida, Japón, 1998), en la misma línea se filmó The Ring Virus (Kim Dong-bin, Korea 1999) el nombre del director así lo indica, también Ringu: Saishûshô (tele- serie de doce episodios 1999) como Ringu 0: Birthday (Norio Tsuruta, Japón, 2000), este último, parece querer arreglar de un modo amable la historia aunque para ello borre con el codo, toda metafísica en aras de una supuesta carta de principios.

Mi aproximación fue completamente inversa a la historia de la franquicia y, si no me equivoco, en Argentina para el público no especializado, el éxito en salas fue a partir de El aro (The Ring, Gore Verbinski, EEUU, 2002); para el 2005 cuando Hideo Nakata filma El aro 2, ya estaba instalado el tema.

En lo personal, (después hablaremos de otras cuestiones), me gusta el cine de Verbinski, y creo que hizo una gran adaptación al convertir el cuento de espectros japonés en una renovación del cuento gótico (otra categoría, post-categórica) del mismo modo que hizo con el cine de piratas. El film de Takigawa, por otra parte, se remite a la tradición japonesa con la idea de “un ser salido del océano”. Lo interesante del momento que dos buenas películas, del mismo libro conseguían dos objetos distintos, cada uno haciendo referencia a sus propias culturas. La idea de una crítica a las nuevas tecnologías sobrevolaba las dos historias, pero Cronenberg ya había hecho lo suyo, así que el problema pasó sin mayor atención.

El cabello.

El cabello o pelo es, en todas las culturas, un motivo que tiene componentes rituales, sagrados y religiosos, incluso hay alguna que otra fobia al cabello, como la caetofobia; la imagen del muerto al que le siguen creciendo las uñas y el cabello tiene su componente horroroso, por qué no tabú; incluso, la pérdida corporal del pelo, junto con la posición de la vagina en las mujeres, son señales del posible carácter neoténico del ser humano, o sea que el vello y pelo, en su pulsión de crecimiento o caída, nos une a la realidad biológica, a la naturaleza misma. El cabello en diferentes culturas también está vinculado a la fuerza, a la juventud, y principalmente a la sexualidad, o sea como diría Bataille: el erotismo siempre se entrelaza indefectiblemente con la muerte, muerte y erotismo son una misma cosa.

Las monjas se debían rasurar el pelo, cosa que muchas órdenes mantienen, tanto como bañarse con un bañador y sin espejo, los adolescentes suelen ocultar con el pelo su rostro, sean mujeres u hombres o elles. Hoy en día el implante de pelo en hombres, (lo e visto en mujeres también), rasurarse la vagina o el pene es parte tanto de ritos como de modas.

Los Sikhs no se cortan el pelo, siguiendo antiguas tradiciones que se remontan a los aqueos, Gilgamesh está bien documentado, usaba la barba trenzada, la moda no dice que Odín también, sabemos que el cabello púbico también se trenzaba. Los teratomas suelen tener pelos, cosa que le da un aspecto de lo más repulsivo.

Hay que tener en cuenta el origen japonés de la historia, con lo cual hay que tener sumo cuidado con el análisis.

Lo que nosotros llamaríamos dibujos eróticos, en Japón se dan en llamar “imágenes de primavera”. El más antiguo, datado en 1660, de un “maestro Kobun” está vinculado a una tradición que todavía hoy sobrevive y que es incomprensible para el occidental, hace 2600 años aproximadamente educado en los ideales del amor en los diversos sentidos que se le fue dando a Platón y en la concepción de la sexualidad que si no está reservada sólo para el amor es siempre pecaminosa. El amor en Occidente es la puerta que abre al sexo, en Japón no, por eso en Occidente existe la figura del amante.

Una cosa que es curiosa es que desde el Maestro Kobun hasta los más recientes dibujos de Utagawa Kuniyoshi, que trabajó alrededor de los años 1830, el pelo siempre está, incluso en los momentos de mayor goce sexual, prolijamente arreglado, una arreglo que sería ridículo para una descripción occidental de sexo desenfrenado, a menos que la mujer tenga extensiones y no se dejara tocar el pelo, ¿Qué hay más erótico que la pintura de “Ophelia” de Sir John Millais?

Como contraparte, el sexo en Occidente también siempre estuvo vinculado a cierto desenfreno báquico o fáunico, en fin dionisíaco, que parecen no conocer los japoneses, con lo cual, la idea del pelo desordenado y flotante en estos film debe ser mucho más repulsivo para la conducta japonesa de lo que podemos imaginar, la repulsión en Japón tiene otros límites, las diversas hambrunas producto de las guerras “feudales”, y las bombas atómicas pusieron varas muy altas.

Por otro lado es sabido que todavía en los concursos de fotografía en Japón está prohibido mostrar o insinuar genitales, a costa de ser rotas las fotos en la propia aduana. Las bases de cualquier concurso Nikon lo pueden demostrar. En este sentido debe ser leída la fotografía de Araki: en Japón la sexualidad es algo completamente distinto que en Occidente.

Por otra parte, en el texto de Heidegger “En un diálogo hacia el habla, entre un japonés y un inquiridor”, (el Conde Shuzo Kuki y Heidegger) (ojo que en la cátedra de metafísica de la UNT que aparece en línea, está mal traducido como inquisidor[5]), queda claro en ese diálogo que las categorías de bien, belleza y lógica, son completamente otras.

Esto es importante para pensar los límites y representaciones de aquello que llamamos horror. La Estética justamente plantea y se pregunta por esos límites, junto a todo el cuerpo filosófico al que pertenece.

Es informativa esta nota:

“Una historia real de un hombre japonés que mató y se comió a una amiga suya motivó a la realización de un documental titulado “Caníbal”, que cuenta la increíble vida del empresario millonario que en 1981 sólo fue condenado a dos años de prisión por el crimen y hoy, a sus 69 años, pasa sus días en Tokio junto a su hermano.

Issei Sagawa estaba obsesionado desde chico con las mujeres pero lo que ninguna pudo imaginar es que el hombre terminaría asesinando, abusando, comiendo y descuartizando a una joven de 25 años que le daba clases de alemán.

A pesar del atroz crimen en París, la Justicia sólo le dio una condena de dos años de prisión y luego fue extraditado a Japón, donde por una supuesta falta de pruebas, fue absuelto. Y fue recibido como una estrella y uno de los primeros casos registrados de canibalismo que derivaría en historias, reportajes, y hasta un documental” [6]

Es claro que cuando Kuki y Heidegger hablan de los conceptos de estética y arte, lo que están diciendo nó sólo que las dos culturas difieren en lo que entienden por belleza sino también por horror. O sea aquello que diríamos que es lo que no se puede ver, no está fuera de toda representación.

¿En qué consistirá lo insoportable para un japonés?

La crueldad, la violencia, las representaciones y son construcciones culturales, en Japón además tienen agregado el problema que la introducción de la moral cristiana y sus derivados éticos es relativamente tardía. Maggie Childs dice que fue en la Era Meiji (1865) la ola modernizadora que recorrió Japón cubrió con un manto de silencio “la abierta y desenfadada aceptación de la homosexualidad”

La historia de la homosexualidad parece estar fechada con un héroe cultural: Kobo Daichi (774–835) fundador de la secta budista shingón, es de creencia popular que el es el inventor de la homosexualidad. También en poemas del periodo Heian.

En el período Muromachi (1336–1568) existen lo que se llama chigo monogatori, o cuentos de muchachitos, “la trama básica” dice también Childs: “el encuentro cortejo y fusión amorosa ocurrido entre un sacerdote y un jovencito de aproximadamente unos 15 años” probablemente, ahí se centre la fascinación de algún que otro actor por el Budismo y la aversión de los comunistas chinos al mismo.

Es durante el S XV y XVI que jesuitas portugueses viajaron al Japón. Juan Fernández (1526–1567) escribe: “ dicen que cometer actos de sodomía en un niño no les causa a él (se refiere al menor descrédito ni a sus parientes el menor deshonor, ya que no tiene virginidad que perder, y dado que en todo caso la sodomía no es pecado).

Dice también Childs , citando Paul Valéry y George De Vos, que “la propia relación Samurai ayudaba a estimular la práctica homosexual”.

Esto quiere decir que la figura monstruosa de la mujer que sale de un elemento tecnológico de puro invento japonés, no es solamente una cuestión menor, si se observa bien los films, todos ellos no tienen nada que ver con lo que podría pasar en scream, o cualquier film de horror preuniversitario.

Si se tiene en cuenta todo esto, se tiene algunas respuestas sobre el film cuyo valor cinematográfico es más bien pobre, de montaje efectista y fórmulas ya probadas, el tema que da pié a toda la confusión es un padre despechado por el suicidio de la hija, que “en un estado de confusión” llevado por una novela en línea, declara su amor a otra mujer, la cual la desprecia, trayendo el caos terrorífico. Como podemos observar, el film quiere tener una consigna didáctica, pero es curioso que un medio hable mal de otro medio o lo promueva, o sea que en internet se diga que hay que leer libros suena a oxímoron.

Por otra parte es evidente que el problema de la homosexuaildad, no está resuelto, el fim se trata de eso, y ese problema tiene un sustrato diferente al occidental por eso pasa desapercibido.

Finalmente la imagen del cabello saliendo de la boca, como efecto repulsivo o que intenta producir repulsión, tiene también connotados sexuales, como vimos el pelo, su laboriosa manipulación, incluso hoy en día las depilaciones completas, garantizan sexo sin pelo alguno, todos sabemos que es embarazoso y quedar con un cabello entre los dientes.

El film es para adolescentes, su reiteración y de iconografías manidas, parece sostener que el sexo, tanto heterosexual como homosexual, es causa de muertes y espectros desdeñosos. Más que alertar sobre los media, alerta sobre las relaciones, los amigos no son tan amigos, el amor no es lo que parece, hay que estudiar y ser austero en la vida, porque todo lo otro conduce a la muerte.

Si la primer historia, tenía sentido en un contexto de un espíritu oceánico, más allegado a los mitos, acá su postura de apariencia didáctica hace naufragar y convertir la historia en fórmulas, tanto sobre la fluidez del tiempo y el espacio como la diferencia entre la realidad y la fantasías.

Para finalizar, el autor y el director, al introducir el factor de explicación real, destruyen la historia de terror, si lo hacen adrede o por agotamiento, no lo puedo saber, pero finalmente es como los dibujos de Scooby Doo que rompen el verdadero cuento de terror que está alojado en nuestras represiones y traumas, y pugna por hacerse presente, por emerger, algunas veces en los sueños, otra en actos fallidos y repeticiones. Cuando lo hace a través del arte tenemos ganancia, sino es pura pérdida.

Como intenté mostrar, en el film de terror oriental se suman elementos silenciados de la cultura japonesa en este caso, Oriental en general. Quizás el atractivo de estos objetos para nosotros, los occidentales, que atravesamos la cultura griega y judeo cristiana, es que todavía tienen la capacidad de tocar elementos que tapamos bajo miles de llaves. El siglo XIX dejó escapar algunas y cada tanto se cuelan otras, la mayoría las domesticamos; las re elaboramos las asimilamos bajo otras formas y otros nombres, las desplazamos; pero la masividad y crudeza, incluso ingenuidad pre psicoanalítica con que aparecen en la literatura y cinematografía tanto Hindú como del Cercano y Lejano Oriente es quizás, lo que la hace tan atractiva.

Se estrena en salas el 30 de diciembre.

[1] https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Noroi_Tsuruta&oldid=138777908.

[2] https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=K%C5%8Dji_Suzuki&oldid=132389145

[3] https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=K%C5%8Dji_Suzuki&oldid=132389145

[4] https://letraslibres.com/

[5] https//metafisicaunt.blogspot.com

[6] https://www.perfil.com/noticias/politic