El amor menos pensado

Crítica de Denise Pieniazek - Metacultura

¿Qué es realmente el amor?

El Amor Menos Pensado (2018), ópera prima de Juan Vera, quien tiene una extensa carrera como productor de cine argentino e incluso dos obras como guionista, inicia su derrotero como director con esta comedia romántica. Si bien el film está dirigido especialmente a una edad media, cercana a la pareja protagónica de la ficción, es disfrutable para todo público adulto.

El Amor Menos Pensado narra la historia de un matrimonio de aproximadamente veinte años, interpretado por los actores populares Ricardo Darín y Mercedes Morán, cuyo único hijo se va a estudiar a Europa. Este matrimonio, una pareja aparentemente perfecta, comienza a sentir un vacío que va más allá de su vástago. A partir de allí, el film indaga sobre varias cuestiones: en primer lugar, sobre el llamado síndrome del “nido vacío”, ya explorado -precisamente- en El Nido Vacío (2008), de Daniel Burman. Pero yendo un paso más allá y sabiendo leer entre líneas, se abren otras lecturas en relación a la mediana edad, la rutina matrimonial, los problemas de salud o más bien el deterioro de la misma, las crisis de pareja, el vínculo padres/ hijos y el anticonformismo, desmitificando con astucia la falta de sexo o deseo en la edad media y tercera edad.

El relato comienza con la narración del personaje de Darín, Marcos, quien, mientras lee Moby-Dick en una biblioteca pública, mira a cámara y desencadena un flashback. Este inicio es quizás el punto más débil de la película, por ciertos gestos demasiado codificados para el espectador entrenado, en contraposición al resto del relato que está estructuralmente dentro de ese marco narrativo. En cuanto a la relación intertextual con el clásico de Herman Melville, Marcos es un profesor universitario de literatura y el relato comienza con un viaje, al igual que este matrimonio que a partir de su separación comenzará un recorrido de autoconocimiento en donde se aventuran hacia la experimentación, evidenciando que nunca es tarde. Así se sucederán nuevas relaciones tanto para Marcos como para su exesposa Ana (Morán), que incluyen encuentros fugaces y romances con personas más jóvenes y pares en edad o profesión.

El Amor Menos Pensado incluye diálogos inteligentes, frases notables como por ejemplo “no hay nada más pornográfico que la felicidad”, y la exposición de diversos puntos de vista que representan la diversidad emocional de cada uno de los personajes, lo que genera inmediata identificación en cada espectador según sus circunstancias o empatía. Tanto Ana como Marcos son personajes nobles, seres pensantes y reflexivos, cuestionadores que evitan caer en el conformismo de lo cotidiano, aportando un hermoso mensaje de que nunca es tarde para experimentar, probar o correr riesgos.

La segunda crítica, además del prólogo, que puede hacérsele al film radica en una contradicción, apenas un detalle sólo para los más analíticos, a nivel del guión: si el personaje de Marcos es un defensor de los valores latinoamericanos y de lo autóctono, ¿por qué educó a su hijo para que estudie en Europa y no en un país latinoamericano? Por otro lado, es cierto que el film muestra personajes genuinos y realistas, después de todo los seres humanos somos contradictorios. Además, aunque el desenlace es predecible, o más bien cumple las reglas del género y otorga al espectador promedio lo que espera, la película en su totalidad es entretenida.

En conclusión, mediante un guión inteligente y buenas actuaciones de todo su elenco -entre las cuales se destaca una emotiva escena entre Marcos y quien representa a su padre (el siempre excelso Norman Briski), secuencia de una sabiduría y calidez enorme- El Amor Menos Pensado logra destacarse dentro del cine nacional, sobre todo en un género como la comedia romántica cuyas realizaciones argentinas suelen ser paupérrimas. El film realiza una indagación profunda sobre los vínculos de pareja, “las vueltas de la vida” y deja al público preguntándose, ¿qué es realmente el amor?