Eden

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Ninguna fiesta resulta interminable

La película dirigida por Mia Hansen-Love narra la vida de Paul, cultor de la música garage por las calles de Nueva York y París en los tempranos '90. Con la participación de Daft Punk.

Uno de los mejores films de la primera década del siglo es 24 Hour Party People del inglés Michael Winterbotton y su excelente reconstrucción de la movida musical en Manchester, en una historia que empezaba con los Sex Pistols y terminaba con el estallido de las rave y que tenía al empresario Tony Wilson como voz y cuerpo narrador. Eden no está contada desde el punto de vista de un personaje reconocido sino a partir de Paul (el hierático y funcional Félix De Givry) como uno de los tantos cultores de la música garage por la calles de París y Nueva York, con aquel marco inicial de época (año 1992) que la película traerá hasta casi estos días. Como en 24 Hour el contexto se combina con las vidas de los personajes y la creación musical con las idas y vueltas de Paul y su madre, sus parejas, sus amigos, sus amistades ocasionales y, más que nada, sus ganas de triunfar en aquellos tiempos de Daft Punk antes, durante y después de que los franceses se convirtieran en estrellas. Como también sucedía en el film de Winterbotton, el entorno y la descripción de época agregará consumo de cocaína, una muerte joven, hijos, peleas, la posibilidad de encaminarse hacia otros rumbos y, más que nada, los vanos intentos por detener el paso del tiempo y las obligaciones que impone la sociedad luego de una prolongada etapa adolescente. “Tengo 34 años”, dice Paul mientras es ayudado por un grupo de amigos luego de una noche de alcohol, cocaína e intento de suicidio. La noche y la fiesta parecen interminables para Paul y quienes están cerca suyo pero, como sucede en la mayoría de las películas que marcan el antes y un después de una generación junto a un determinado tipo de música, la sociedad impondrá su mirada hacia un futuro de bienestar muy lejos de aquellos años de riesgo permanente y de bienvenida (in)comodidad posadolescente.
Eden fue dirigida por Mia Hansen-Love, joven actriz y ex redactora de la revista francesa de cine Cahiers du Cinéma, ya con tres títulos anteriores entre los que se destaca El padre de mis hijos (2009). El argumento refiere a su hermano Sven, uno de los tantos cultores anónimos de la música garaje-house que en Eden alcanza un alto grado paroxístico dentro de una trama que rinde culto a ese pasado cercano con una mirada melancólica y verídica que hasta consigue llegar a la emoción. “Salsa de mierda”, dice Paul en la última parte del film cuando presiente que los tiempos de las rave están llegando a su fin. O tal vez ese insulto refiera a él mismo, quien no podrá detener el andar de otro mundo y de una fiesta diferente que hasta podría parecer siempre la misma. Los Daft Punk, quienes aparecen en la película, parecen haber quedado atrás pero la música, por suerte, parecería no detenerse jamás.