Ecos de un crimen

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

"Ecos de otras películas"

Ecos de un crimen es un thriller psicológico que narra la historia de un perturbado pero exitoso escritor de una saga de suspenso titulada "El escorpión". Julián, interpretado convincentemente por Diego Peretti, después de una situación de estrés decide ir con su familia a descansar, y poder recuperar la inspiración para la escritura, a una casona alejada en medio del bosque. Pero como presagio, a partir del cambio de clima a través de una tormenta, lo que debía ser un lugar de reposo se tornará en una "pesadilla" terrorífica y cíclica.

Ya desde su argumento hay una relación intertextual puesto que inmediatamente hay una resonancia a "The Shining" de Stephen King, y de forma peyorativa, puesto que no es una relación intertextual que interpele o reinterprete, o que sea asumida, sino que representa la falta de originalidad del relato. Lamentablemente a pesar de su lograda dirección de arte y de fotografía, que conforman un notorio cuidado estético -dos aspectos que suelen ser bastante castigados a veces por la falta de presupuesto del cine nacional-, la película negativamente, salvando las abismales distancias, constantemente le remite al espectador a la magnífica transposición de la novela homónima de King El resplandor (1980, Stanley Kubrick).

Si bien hay que reconocer que todo logra sostenerse gracias a la sólida actuación de Peretti y a un buen manejo de la intriga y el suspenso desde el montaje, el filme resulta predecible y se subestima la inteligencia del espectador avezado. Por ejemplo, al llegar a la casona se indica que la clave del wifi es "rCircular" (nótese que además de la literalidad de la palabra circular, lo circular está en que empieza y termina con "r" la clave), así como la presencia constante de la figura del escorpión en un tatuaje y un llavero, son recursos bastante obvios y cliché, que subrayan lo que ya es evidente. De esa misma circularidad es de lo que se trata todo el relato, del vínculo patológico entre un escritor y su alter-ego su personaje, de aquello que está allí latente esperando manifestarse. En adición, por si estos indicios no hubiesen tan redundantes para el público, el cierre del relato clausura todo tipo de posibilidades de lectura, explicitando una vez más la línea de lectura. Con todo el pesar que para una amante del cine argentino implica, se enuncia que posiblemente Ecos de un crimen es una película que no logre resistir el paso del tiempo.