Dulce país

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Es en cierta manera un western (o depende cómo se lo vea, un "eastern", porque transcurre en Australia), pero también es un filme sobre la segregación racial, la esclavitud, la solidaridad, el abuso… Dulce país es todo eso, y más.

El actor indígena Hamilton Morris es Sam, un hombre de color que trabaja como peón en la estancia que tiene Fred Smith (Sam Neill), un cristiano como Dios manda. Para él, el respeto hacia otra raza debe ser el mismo a la propia.

Es en cierta manera un western (o depende cómo se lo vea, un "eastern", porque transcurre en Australia), pero también es un filme sobre la segregación racial, la esclavitud, la solidaridad, el abuso… Dulce país es todo eso, y más.

El actor indígena Hamilton Morris es Sam, un hombre de color que trabaja como peón en la estancia que tiene Fred Smith (Sam Neill), un cristiano como Dios manda. Para él, el respeto hacia otra raza debe ser el mismo a la propia.

March le “pide prestado” al “esclavo” (estamos hablando de la Australia de los años ’20) para que trabaje con él por uno o dos días. El buen samaritano accede, pero March viola a la mujer de Sam, y luego éste se defiende cuando, siempre ebrio, March vaya a buscarlo tras encadenar a otro indígena joven.

Responde a la agresión -disparos de rifle-, con uno solo. Certero.

Lo que sigue es una persecución de blancos (con la ayuda de algún negro) de quien es acusado de asesinar al blanco, sencillamente porque decidió huir hacia el desierto.

Para quienes quieran ver símbolos, el filme de Warwick Thornton los ofrece, pero no de manera exagerada. Hay un acuerda que divide la pantalla en dos, en cierto momento, que significa el poder delos hombres blancos erigiendo precisamente las normas, los castigos, y luego cuando levantan la estructura de una iglesia.

También hay racismo, que sí es explícito, y actuaciones convincentes de dos actorazos que hace un tiempo están alejados de los grandes filmes, como el mencionado Sam Neill y Bryan Brown, quien hace 30 años era coequiper de Tom Cruise en Cocktail y quien supo ser estrella en FX Efectos especiales, aquí como un sargento que hace lo que su corazón y su desgano les dictan.

Un muy buen filme, que como marcamos es más que un western para quien lo quiera ver.