Las películas de Richard Linklater, el hacedor detrás de cámaras de la trilogía Antes del amanecer/atardecer/ medianoche son de una calidez e ironía que difícilmente se encuentren en otro realizador estadounidense independiente. Hasta en Boyhood destilaba un enamoramiento con sus personajes inocultable.
Aquí, en ¿Dónde estás, Bernadette?, Linklater se cruza con uno, femenino, de los que no está habituado a tratar, y con una actriz, Cate Blanchett, capaz de ser camaleónicamente lo que el director necesite. Y de una toma a otra.
La dos veces ganadora del Oscar interpreta a la Bernadette del título, una arquitecta que ha sido muy exitosa y vanguardista en su momento. Porque su momento se terminó, parece, hace veinte años. El motivo lo descubrirá luego el espectador.
Lo cierto es que Bernadette vive recluida en su casona algo destartalada en Seattle, una ciudad que tampoco parece gustarle. Seca, de llevarse mal con sus vecinos (una de ellas es interpretada por Kristen Wiig), odia viajar. Así que la propuesta de su hija Bee (Emma Nelson) para ir los tres, con su marido (Billy Crudup) a la Antártida no la tienta ni ahí.
Y la creatividad la tiene como en estado de latencia.
Hasta que...
Linklater no ha querido, aunque tal vez hubiera podido si se lo proponía, quitarle preponderancia en pantalla a la actriz de Blue Jasmine. Es que en la novela de Maria Semple la que lleva la voz cantante y contante es Bee. El guión de esta adaptación tiene a Bernadette como eje hasta en cuanto a quién relata.
Y es que tener a Blanchett a ojo, y a tiro, es una tentación de difícil abstracción.
Además de la relación madre hija, más que la de pareja, ¿Dónde estás, Bernadette? pone el índice allí para señalar las dificultades entre la creación artística y -llamemos- “el mundo real”. La decadencia personal, el dejarse estar. Y, también, entre una persona imaginativa y actuante y otra que si bien es ella misma, se ha convertido en una suerte de ameba que sobrevive sin los ímpetus que la hicieron quién es. O fue. O será.
No es ¿Dónde estás, Bernadette? una película lineal, ni de Hollywood, por más que tenga el elenco que posee. Tampoco es que sea intrincada, y en ella la música de Graham Reynolds está allí no como mera acompañante sino como refuerzo de emociones.
Si uno puede o no sobrellevar los golpes que le ha dado la vida, curar heridas familiares y personales es de lo que también trata esta película, distinta a mucho de lo que se ve en la cartelera. Y también, algo atípica en su forma, en la filmografía del director de Escuela de rock.