Dog, un viaje salvaje

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Las películas que enmarcan la relación de afecto existente entre el ser humano y un can constituyen, en sí, un subgénero con autónoma identidad. Pensemos, solamente, en dos títulos de más o menos reciente cosecha como “Siempre a tu Lado” (2009) y “La Razón de Estar Contigo” (2017). «Dog», satisfactorio debut detrás de cámaras del fornido Channing Tatum (en créditos compartidos junto a Reid Caroline, también guionista) resulta ser profundamente reflexiva, no por eso dejando la diversión de lado, y rozando el registro de comedia. No está despojada de tristeza, pero tampoco pretende impostar tragedia. Allí va el hombre, junto al mejor amigo del hombre, a despedir a su amigo. No se dejen engañar esperando liviandad, esta es una mirada sensible, atractiva y realista, inclusive tocando artistas de índole social. A manera de fábula, nos alecciona acerca de las batallas emprendidas una vez se regresa al propio hogar, y que no es, precisamente, la muerte del guerrero. Filmada en clave road movie atravesando la costa oeste norteamericana, nos presenta una reflexión acerca del trauma, las pérdidas afectivas y sus derivaciones, sin la necesidad de caer en golpes bajos ni resoluciones innecesariamente lacrimógenas.