Doctor Strange en el multiverso de la locura

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

"La saga del infinito, entre la hechicería y la magia negra"
En primer lugar, es recomendable antes de ver la secuela de Doctor Strange (2016), haber visto también la miniserie televisiva WandaVision (2021), la tercera entrega de Spider-Man: No way home (2021), Avengers: Infinity War (2018), Avengers: Endgame (2019) y, por último, y en menor medida, la serie animada What if…? (2021). Puesto que Doctor Strange en el multiverso de la locura(Doctor Strange in the Multiverse of Madness, 2022) inicia su acción retomando los desenlaces de Spider-Man: No way home yWandaVision, ampliando en consecuencia el concepto y funcionamiento del multiverso allí planteados. Tal como era de esperarse, si se considera la evidente explotación del mainstream actual -y futuro- y particularmente de esta cuarta fase del MCU (Marvel Cinematic Universe).

En Doctor Strange en el multiverso de la locura,Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) deberá viajar a través de los distintos multiversos, acompañado de su fiel colega hechicero Wong (Benedict Wong), con el fin de proteger la vida de la joven América Chávez (Xochitl Gómez) que tiene la extraordinaria capacidad de atravesar cada uno de estos espacios temporales. Quien presenta una amenaza para la existencia de América es inesperadamente Wanda Maximoff /The Scarlet Witch (Elizabeth Olsen), antigua aliada de los Avengers. Todo se debe a que Wanda tiene en su posesión el Darkhold, “el libro de los condenados” con hechizos de magia negra, que corrompen el alma de quien los utiliza y está poniendo en peligro no sólo la vida de América, sino también del universo. En consecuencia, este enfrentamiento entre Scarlet Witch y Doctor Strange, realiza una diferenciación entre la brujería y la hechicería respectivamente. Porque si hay algo que distingue a este comic de Marvel de otros, es la presencia del misticismo.

Ahora bien, se desea hacer un paréntesis para analizar desde la perspectiva de género el tratamiento de The Scarlet Witch (La Bruja Escarlata), quien incluso en una secuencia dado su aspecto parece la mismísima Carrie (1976). Resulta pertinente recordar que, según la ideología patriarcal dominante del medioevo, las mujeres catalogadas como brujas eran vistas como una amenaza para la sociedad y por ello terminaban asesinadas en la hoguera. Esto se debía a que ellas tenían conocimiento de anatomía, de botánica y creaban recetas para curar. Lo cual fue malinterpretado como un “poder del Diablo”, ya que, por ejemplo, ese saber posibilitaba ejercer una sexualidad más libre que ponía en riesgo ese orden masculino.La escena de la hoguera tuvo una pequeña aparición en WandaVision, mediante un enfrentamiento entre dos brujas. Pero, retomando el filme en cuestión, afortunadamente su desarrollo del estatuto del personaje de Scarlet Witch, otorga cierto sentimentalismo y redención, no pudiendo entonces enmarcar su representación como totalmente peyorativa. Incluso hay un parlamento empoderado de Wanda dirigido a Strange que expresa: “vos rompes las reglas y te convertís en un héroe, yo lo hago y me vuelvo el enemigo, no parece justo”, marcando implícitamente esa desigualdad de género. Por otro lado, se distancia de la representación de la tradición literaria de una bruja con “aspecto feo”, para por el contrario ser figurada aquí mediante la belleza canónica de Olsen.

Asimismo, al tener una protagonista femenina tan potente, hay varias batallas que se reducen a un enfrentamiento entre mujeres. En adición, a tono con la corrección política actual, el personaje de América Chávez es hija de una pareja de lesbianas. En su caracterización -al igual que en su nombre mitad norteamericano y mitad latino- puede observarse que ella viste una campera de jean con estrellas blancas (como la bandera de Estados Unidos), que a su vez posee un prendedor con una bandera similar a la de Puerto Rico, pero con los multicolores icónicos del colectivo LGTBIQ.

Por otro lado, a diferencia de otras películas del género cinematográfico de superhéroes, esta entrega no está dirigida a un público familiar debido a su temática vinculada a la magia negra y el ocultismo, y específicamente a las consecuencias caóticas y por momentos hasta violentas de la magia. Al respecto, es evidente a través de su estética oscura y al manejo del suspenso, la presencia de la dirección de Sam Raimi, reconocido por sus obras del género de terror, como Evil Dead (1981) y Darkman (1990). Pero dada la ocasión es pertinente recordar también que es el director de la saga de Spider-Man (2002-2007). Sin embargo, respecto a la inclusión de lo terrorífico se considera que hay un uso desmedido o desatinado del CGI en cuanto a las criaturas o efectos especiales, que le quita solidez al relato, junto con la reiteración de algunos recursos. En oposición, se destaca una bella escena de enfrentamiento, donde las artes místicas se mezclan con las artes sonoras, en una pelea que incluye utilizar notas musicales salidas de un pentagrama.

En conclusión, Doctor Strange en el multiverso de la locura logra encaminarse gracias tanto al dinamismo de la acción como a la solidez interpretativa del dueto actoral compuesto por Cumberbatch y Olsen. Ambos protagonistas poseen profundidad psicológica y mantienen aspectos fieles de los comics surgidos en la década del ´60. Tal es así que Wanda constantemente deberá debatirse internamente entre el “bien y el mal”, entre su lado humano y el lado de la Bruja Escarlata, como es propio de su origen de X-Men (tal como le sucedía a Jean Grey/Phoenix), aportando así los momentos emotivos al filme. Finalmente, puede decirse que el resultado es entretenido, pero no asombra, cumple con su cuota de divertimento, pero no logra superar las grandes expectativas que un personaje tan interesante como Doctor Strange nos ha demostrado en otras ocasiones puede ofrecer. Por último, como es de esperarse tiene su momento de “fan service” y también posee dos escenas extras post-créditos, como es propio de Marvel una secuencia que deja expectativa con lo que vendrá y un gag final.