Días de vinilo

Crítica de Fredy Friedlander - Leedor.com

60

Una comedia donde se lucen entre otros Inés Efrón, Gastón Pauls y Fernán Mirás

En el que ya aparece como el año de mayor número de estrenos locales de la historia los géneros que más abundan continúan siendo el documental y el drama. La comedia, en cambio, muestra su tradicional escasa presencia por lo que es saludable señalar la irrupción de una con méritos suficientes para hacerla recomendable.
“Días de vinilo”, tal su nombre, es la opera prima de Gabriel Nesci con antecedentes en la televisión (“Todos contra Juan”). Una decena de actores y actrices, en su mayoría populares, recrean diversas historias encadenadas cuyo núcleo central lo integran cuatro amigos desde la infancia.
Facundo (Rafael Spregelburd), uno de ellos, se encuentra frente a la inminencia de su casamiento mientras que su pareja (Maricel Alvarez) trabaja en la radio junto a Luciano (Fernán Mirás) que hace de locutor. Marcelo (Ignacio Toselli) es un fanático de Los Beatles al punto de tener una banda tributo de equívoco nombre (Los Hitles). El restante integrante del cuarteto es Damián (Gastón Pauls), un director de cine olvidadizo cuyo nuevo guión escrito a máquina (sin copia) se perderá en más de una oportunidad. La desesperada búsqueda y recuperación de su libro cinematográfico generará algunos de los momentos más desopilantes además de vincularlo con el personaje de Inés Efrón, posiblemente el más logrado dentro de la amplia gama de caracteres femeninos. Es el caso de Emilia Attias, una cantante bastante desinhibida y también Carolina Peleritti, como una ácida crítica de cine a quien ama y odia al mismo tiempo Damián. El numeroso reparto incluye aún a una joven colombiana (Akemi Nakamura), de origen japonés que se cruza en la vida de Marcelo y cuyo nombre (iniciales) coinciden con la de quien fuera pareja del Beatle que él encarna.
Hay todavía espacio para varios cameos (Pascual Condito, Lorena Damonte) y uno que en realidad es una personificación de si mismo (Leonardo Sbaraglia). Sus encuentros con el cineasta y los sucesivos cambios del texto del guión que le sugiere son momentos de gran comicidad.
Desde su título la película anuncia que la banda sonora será un elemento vital y determinante de varias situaciones de la trama. Básicamente las canciones, en su mayoría “covers”, incluyen temas célebres de Queen (“You are my Best Friend”), Phil Collins (“Groovy Kind of Love”) y varios interpretados por The Beats.
Un final, que lo acerca a muchas comedias norteamericanas, no le resta sin embargo méritos a esta producción nacional que logra mantener la sonrisa del espectador a lo largo de gran parte del extenso y justificado metraje.