Destino final 5

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Si luego de ver la primera Destino Final, estrenada en 2000, el espectador quedaba con miedo de moverse de la casa (aunque siempre se puede caer el techo), las continuaciones lo dejan a uno con temor hasta de respirar.

Destino Final 5 sigue en esa línea mortal.

El argumento es siempre el mismo: ocurre un terrible accidente del que sobrevive un puñado de personajes, porque uno de ellos tuvo la visión de que ocurriría algo muy malo. Pero pronto comenzarán a morir de maneras tan misteriosas como sangrientas.

Esta vez, la tragedia del principio tiene lugar en un puente que se derrumba. Sólo un grupo de oficinistas logra salir de un micro a tiempo. Como corresponde, la Parca irá por ellos. Pero, una vez más, surge una estrategia que podría garantizarles la salvación: matar a otra persona para tomar su vida. Esto hará que los protagonistas reconsideren su sentido de la moral, al tiempo que se fijan hasta por donde pisan o miran al cielo por si les cae un piano.

Algunas vueltas de tuerca no resultan ser demasiado significativas, y da la sensación de estar viendo siempre la misma película. Sin embargo, la mezcla de entretenimiento, paranoia y muertes horripilantes y creativas nunca deja de ser efectiva.

La primera parte y la tercera fueron dirigidas con James Wong, que le dio un estilo más serio. En la dos y la cuatro, David R. Ellis se despachó con toques decididamente trash. En esta oportunidad, el debutante Steven Quale no se va ni para un lado ni para el otro, pero conserva el humor negro de las películas anteriores —canciones relacionadas a episodios trágicos, por ejemplo— y, como Ellis en El Destino Final, aprovecha el uso de tecnología 3D (de hecho, Quale viene de trabajar con su mentor James Cameron en Avatar). Es una divertida experiencia ver pedazos de gente volando hacia nosotros o sentir que un fierro parece salir de la pantalla para atravesarnos.

En cuanto al elenco, quien vuelve es Tony Todd. Al igual que en las primeras dos entregas, interpreta al misterioso forense que parecer conocer bien los planes de la Muerte. Desde su actuación en Candyman, allá por 1992, Todd se convirtió en una suerte de icono del cine de terror moderno. Lo cierto es que su altura, su mirada y su voz son capaces de inquietar a cualquiera.

Todos los film de Destino Final están conectados entre sí, ya sea por referencias a personajes o detalles. La quinta parte no es la excepción. De hecho, tiene un fuerte vínculo con uno de los film que la precede; un vínculo que se sabe en el final. Y si bien algunas pistas dan a entender por dónde irá el asunto, el resultado es forzado y tramposo... aunque sorprenderá a los fanáticos más acérrimos.

Pese a que el esfuerzo y la imaginación está más puestos en elaborar las muertes de los personajes que en el escribir un guión menos repetitivo, Destino Final 5 cumple. No pretende ser más de lo que es. Forma parte de una de las sagas terroríficas más exitosas del nuevo milenio, demuestra que el 3D le sienta perfecto al cine de horror... y provocan que hasta lavar los platos nos parezca una actividad con riesgo de mandarnos al otro barrio.