Después de Sarmiento

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Entre la vieja y la nueva escuela

Como en Escuela normal de Celina Murga, el director Francisco Márquez y su equipo convivieron durante un tiempo en las instalaciones de un instituto de enseñanza, en este caso, en el Colegio Sarmiento, pleno barrio de Recoleta. La intención del documental es contundente: discutir, debatir, conocer las opiniones de los alumnos, mirar con atención qué propone el Centro de Estudiantes, apresar cada una de las palabras de los docentes a través de sus objetivos pedagógicos. Si la puesta de cámara del documental de Murga correspondía a la de una directora de cine en plan de investigación sobre un mundo determinado, las elecciones formales de Márquez condicen con las de aquel film pero suman otro propósito que roza una (bienvenida) ambición: opinar desde esa geografía escolar sobre el rol que ocupa el Estado en el plano educativo, cotejar viejos y nuevos axiomas relacionados al tema, proponer un discurso de inclusión que reemplace a dogmas vetustos elaborados por una postura educativa liberal bienpensante y destinada para pocos beneficiarios. En ese sentido, el documental de Márquez descree –como beneficio estético- de la utilización de cabezas parlantes y del empleo didáctico de la voz en off. Las voces son las de los alumnos de diverso origen social, de los profesores y maestros y de los integrantes del Centro de Estudiantes. Desde allí, de acuerdo a la postura democrática que propone el film, Después de Sarmiento encuentra sus zonas de mayor interés: en esa multiplicidad de voces que confrontan o comparten una idea, en el silencio de los alumnos combinados con la timidez y en la generación de varios puntos de discusión sobre el sistema educativo, el trabajo encuentra su mejor centro narrativo, tal como ocurría en Entre los muros, del francés Laurent Cantet, donde se tocaba otro tema afín pero con algunos ejes en común al trabajo de Márquez. Párrafo aparte resulta la pequeña clase donde se habla de Laura de Otto Preminger, un clásico del género policial de los años '40, con la bella Gene Tierney de protagonista. También así se enseña cine.