Dead End. Un film de arte sonoro

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Me gustan los documentales experimentales. Creo que la falta a veces de originalidad en los que describen hechos y protagonistas se instalan en una serie de lugares comunes (las entrevistas, en cantidad, sin ir más lejos), que hacen que a no ver que estés muy interesado en la temática, es difícil que atraiga tu interés.
Ergo, siempre me interesa ver qué otra cosa se puede hacer en el género para que disfrute mi estancia en la butaca. Y "Dead end", documental de Fernando Laub juega con esta perspectiva.
Ofrece un recorrido dividido en capítulos (es una especie de road movie) y los potencia con música en vivo, en cada proyección. Lo primero que hay que decir es que esta propuesta se puede ver los jueves por la noche en el Centro Cultural de la Cooperación con el agregado de que su banda sonora es interpretada en vivo por el ensamble Delforus a cargo del mismo director, Fernando Laub y Lucas Suarez.
¿De qué va "Dead end"? Digamos que a quienes les gustan las rutas y los parajes desolados, se sentirán a sus anchas.
Laub se instala en la mítica ruta 66 y va registrando diferentes segmentos de vehículos recorriendo la carretera, ida y vuelta. También se hace lugar en la noche de Las Vegas y nos muestra las increíbles luces de neón de ese lugar. Hay un tour por una base aérea y más ruta. Trayectos a oscuras y mucha quietud.
En términos cinematográficos, "Dead end" muestra una cuidada edición. La idea de potenciarla con intérpretes en vivo me parece un avance pero su mayor fortaleza es la conjunción entre la imagen y el sonido puro dentro de un contexto de road movie, singular. Eso si, si quieren formar parte de la experiencia cinematográfica de este recorrido deben tener en cuenta que no están en presencia de algo tradicional y que sólo funciona si se dejan llevar por los sentidos.
En definitiva, es una exploración más bien libre, de un cineasta inquieto, en busca de compartir una manera de interpretar un ruta, un camino, muchos escenarios de una forma transgresora y quizás, más orgánica de lo que a simple vista aparenta.