De tal padre, tal hijo

Crítica de Roger Koza - La Voz del Interior

Desde Japón sin escalas: cuestión de apellidos.

Por motivos que ni la CIA puede llegar a descifrar, Hirokazu Koreeda es el único director japonés que se estrena comercialmente en Argentina. Este presunto heredero del gran maestro Yasujiro Ozu es un especialista en una de las instituciones más sobrevaloradas de la historia: la familia.

Un apellido es un destino y también una procedencia. El tema de fondo pasa aquí por una tensión entre lo que se es por naturaleza y aquello que eventualmente se llega a ser determinado por las circunstancias, distinción que en el idioma inglés se establece con mayor precisión a través de los términos "nature" y "nurture".

Por una canallada del destino, los Nonomiya y los Saiki recibieron a sus respectivos hijos varones intercambiados en un hospital. A pesar de que algunos familiares o amigos cercanos notaban rasgos singulares que no coincidían con los de sus padres, recién frente a un estudio de sangre de uno de los niños, ya con 6 años de edad, se sabrá la verdad. ¿Qué hacer frente a esa información? El tópico elegido es fascinante, aunque no se tratará de ninguna novedad para quienes sean padres adoptivos.

A lo largo de un período de tiempo relativamente extenso, indicado por el nombre de los meses, Koreeda sigue los distintos procedimientos por los que los dos niños, Keita y Ryusei, empezarán a conocer a sus verdaderos padres, en una suerte de intercambio gradual de hogares supervisado por el Estado que restablecerá, respetando la sensibilidad de los menores, la preeminencia genética frente a los lazos afectivos constituidos en el tiempo. La sangre manda, es ley.

Entre estas coordenadas afectivas Kooreda introduce otras de orden simbólico y económico, y una nueva oposición conceptual: el falso padre de Keita es miembro del nuevo empresariado japonés. No hay tiempo para el ocio, la dedicación al trabajo es una virtud excluyente. A su vez, el otro padre tiene un pequeño comercio, pero él sí cuenta con tiempo para jugar con sus hijos y practicar actividades improductivas. Confrontación actitudinal y distracción sociológica, en la disputa de modelos entre el amable hedonista y el partisano del sacrificio la diferencia de clase es solamente una anécdota, un matiz de conducta, y no tanto una sobredeterminación del destino de cualquier niño.

De tal padre, tal hijo se las ingenia legítimamente para no tomar partido entre los modelos de paternidad que examina en su relato; su fuerza principal estriba en la gestualidad de los niños y los ajustes indecibles que ellos van poniendo en marcha frente al mundo emocional que deben asimilar. Es una pena que Koreeda no se dirija a su audiencia con la misma confianza con la que dirige a sus actores infantiles. Por cada nota de piano que suena, la película traiciona la incomodidad que sugiere. La sobreprotección asfixia siempre.

De tal padre, tal hijo

Drama

Muy buena

(Like Father, Like Son / Soshite chichi ni naru, Japón/2013). Guion y dirección: Hirokazu Koreeda. Con Masaharu Fukuyama, Machiko Ono, Yôko Maki y Rirî Furankî, entre otros. Edición: Hirokazu Koreeda. Fotografía: Mikiya Takimoto. Duración: 121 minutos. Calificación: Apta para todo público. Sexo: nulo. Violencia: nula. Complejidad: nula.