Cuentos de Halloween

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Lo que sobra es morbo

No hay más que asesinatos truculentos, y nada de suspenso. Y ni siquiera hay una unidad en los cortos.

Ya se sabe que Halloween, al menos cinematográficamente hablando, da para historias truculentas, con mayor o menor suerte. A la original Noche de brujas, en más de un sentido, y por el momento en el que John Carpenter la realizó (1978), se la sigue extrañando. Y estos Cuentos de Halloween no son más que una excusa para mostrar morbo en exceso, con ninguna dosis de suspenso, y que exhibe momentos, por lo menos, risibles (Mala semilla, el décimo corto, el elegido para cerrar, con una calabaza que se arrastra y come cabezas y demás, es una muestra).

Como suele suceder cuando se suman y entremezclan cortos, más que complementar, que entonces sería otra cosa, Cuentos de Halloween es desparejo desde la realización, pero semejante en cuanto a la brutalidad que exhibe.

Lo curioso es el morbo que muestra en los niños que protagonizan algunos de los relatos. Chicos que pueden incendiar una casa rodante en la que están los padres de otro niño, que dice “¿Papá? ¿Mamá?” mirando estupefacto la escena, o más niñas masacrando a un cuarteto de jóvenes entre drogones y alcoholizados.

Algunos personajes saltan -hasta que terminan siendo acuchillados, si es que no acuchillan a otros- de un relato a otro. Lo que no es más que un guiño, porque no hay una unidad que lo justifique.

Entre los realizadores se encuentra gente que no es que hace sus primeros palotes en esto de destripar gente, como Darren Lynn Bousman (El juego del miedo II), Neil Marshall (El descenso) y Lucky McKee (Voces en el bosque). Lo cual, está claro que no garantiza nada, porque la estructura del cortometraje no es la misma del largo, por un lado, y por otro con la excepción del primero (Dulcero, sobre una leyenda de que un niño que en el presente se aparece en Noche de brujas y si no le dejan una golosina a mano, es capaz de abrirle los estómagos a los que, angurrientos, se las devoraron) no hay demasiada originalidad.

Por otra parte, seguramente no se consiguieron salas el jueves de la semana anterior, en los días previos a la Noche de brujas, que era la fecha en que el público argentino adicto a los platos fuertes hubiera llenado las salas. Para los que no miran el almanaque, la propuesta está. Que sea floja es otra cosa.