Cuando yo te vuelva a ver

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Sensatez y sentimientos

A través del montaje paralelo se presentan los dos personajes centrales. Por un lado, Paco (Callau) retorna al país después de treinta años para concurrir a una boda. Por el otro, Margarita (Picchio), viuda y jubilada, está a cargo de una empresa de catering junto a su socia.

Los minutos iniciales abordan un esquema lógico que tendrá relación con el pasado de los dos personajes y el recuerdo de una trunca historia de amor que la película irá desovillando entre preguntas y cuentas pendientes. Otras miradas estimularán o no la hipótesis de conformación de la pareja: la hija de Margarita (Solda), su compañera de trabajo (Lanzoni), el hermano de Paco (Awada). Las indecisiones de ambos irán completando la tesis de la película, entre vacilaciones, peleas, entuertos familiares y consejos que parecen extraídos de una tira diaria de décadas pasadas.
En ese punto, el argumento de Cuando yo te vuelva a ver bucea en el aspecto errante y desconcertante de Paco, recorriendo una ciudad ahora desconocida para él, y en las discusiones entre Margarita y su hija, un personaje que actúa como espejo de su madre. En ese deseo de la pareja central por intentar recuperar el tiempo perdido, la película obtiene algún interés dentro de unos códigos formales que pocas veces se alejan de la obviedad y de una puesta que en varias escenas llega a la concluyente definición de "teatro filmado". La música, invasiva hasta arribar a lo insoportable, un par de flashbacks de manual y el subrayado naturalismo constituyen otras de las marcas que identifican a un film que parece concebido en décadas pasadas. Bienvenido el retorno de Ana María Picchio en un protagónico para cine, con una importante gama de matices.