Cuando ellas quieren más

Crítica de Mex Faliero - Funcinema

CUATRO DIVAS PASEANDO POR ITALIA

Las ideas sobre las que avanzaba Bill Holderman en Cuando ellas quieren (título picaresco ridículo que reemplazaba al más concreto Book Club) eran viejas allá por 2018, así que imaginen lo que ocurre cinco años después cuando el director vuelve a juntar al elenco principal de aquella comedia y lo reúne con una de esas excusas de guion perezoso. Las cuatro amigas que tenían un club de lectura (ahora parece que también, pero muy poco queda de él más que alguna referencia literaria vaga) deciden emprender un viaje por Italia, que les había quedado pendiente de su juventud. Digamos que es la premisa de muchas películas, incluso algunas buenas, pero aquí la premisa es más o menos todo lo que hay: Diane Keaton, Jane Fonda, Candice Bergen y Mary Steenburgen paseando por Roma, Venecia y la Toscana, entre estereotipos varios, una mostración turística y chistes antiguos y sin el menor timing.

Si Holderman al menos tuviera un poco de talento podría descubrir que su guion, que es la nada misma, podría dar pie a una gran película sobre la nada. Un vacío, relleno con una pátina de sofisticación que le dé un brillo demodé a algo que es claramente decadente. Un poco lo que hacía Steven Soderbergh en las secuelas de La gran estafa, donde se divertía viajando con su elenco mientras nosotros, los espectadores, nos preguntábamos a dónde iban esos mamotretos repletos de estrellas de jolibud vestidas para una fiesta. En sí las películas eran aburridísimas, pero al menos se observaba un plan y un diseño. Cuando ellas quieren más, por el contrario, pretende contar algo (algo relacionado con una boda) y reflexionar sobre el amor, la amistad, el compromiso y, claro, el paso del tiempo, porque tanto los protagonistas como los espectadores potenciales tienen de 70 para arriba y comienzan a hacerse preguntas. Ahora, que la película pretenda todo esto no es lo mismo a decir que lo logra. Estos asuntos se suponen, apenas se esbozan, mientras la película avanza sin un norte, una estructura, una dirección que nos genere interés.

Si en la primera parte la interna familiar de cada personaje al menos daba un contexto para el recorrido de cada una, esta secuela ni siquiera se preocupa en ponerle una red a la caída absoluta en el ridículo. Ya el comienzo nos hace prever lo peor, con su resumen de lo que pasó con estas amigas durante la pandemia (basta de ideas sobre la pandemia), en una sucesión de chistes sobre la distancia social sin el mínimo timing cómico. Y, para peor, cercanas a la vergüenza ajena entre situaciones narradas con una parsimonia tal, que por momentos parecía que las actrices se daban el pie para que cada una remate con el chiste pautado. Uno puede sentir simpatía por Keaton, Fonda, Bergen y Steenburgen (y también andan por ahí Andy García, Don Johnson, Craig T. Nelson, Giancarlo Giannini), pero Cuando ellas quieren más las expone en el peor sentido posible. Una antigualla pobrísima que pretende que miremos todo con indulgencia. Y es imposible cuando sabemos que todas tienen un talento muy superior a lo que exige esta experiencia de 107 extenuantes minutos.