Crimen de las salinas

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Lucas Distéfano dirige Crimen de Las Salinas: un documental que gira en torno a un homicidio ocurrido en un pequeño pueblo de Córdoba.
San José de las Salinas es un pueblo tan pequeño que no contaba con ningún crimen en su haber… hasta que Norma y José, dos hermanos, son acusados del asesinato del esposo de ella. Casados en secreto y con el hombre llevándole más del doble de edad a la mujer, una jubilación de menos de dos mil pesos motiva a que planeen el crimen. Son descubiertos y finalmente condenados a cadena perpetua.

La historia parece de película y Distéfano entonces hace la suya: un documental que intenta introducirse en ese pueblo, en la gente que vive allí, para entender cómo fue que se llegó a eso. Pero su idea no es la de una investigación exhaustiva ni metódica sino que lo que le interesa es entender cómo es y se percibe la vida en un pueblo que continúa achicándose.

El director retrata la tranquilidad y la desolación de este lugar a través de escenas largas: a veces de los paisajes que éste ofrece, otras de la gente de allí, que habla directamente a la cámara o continúa su trabajo frente a ella. La falta de empleo, unas salinas convertidas en desierto, la peluquera trabajando al mismo tiempo que conversa sobre otras personas.

Por un lado, el film genera un interés mayor cuando se ahonda en la historia que funciona como eje e incluso se hace alusión a lo común que resultan en ese lugar los matrimonios de este tipo, con grandes diferencias de edad y por mujeres que ante los ojos del pueblo no son más que “comehombres” interesadas en el dinero -una cantidad ínfima que para ellos es algo parecido a una fortuna-. Por el otro, la observación que realiza del lugar y su gente le generan otra dimensión a la historia ya conocida. Ese crimen, más allá de ser el primero, pone en foco algo que en realidad muchos ya veían, ya sabían que estaba.

El director toma un lugar casi invisible, mudo. Intenta no tomar posición e incluso le da voz a uno de los acusados (porque la mujer no aceptó aparecer), y por momentos hasta parece entenderlo. A la larga, es un film que expone que no tiene por qué haber una única mirada para las cosas.

Si bien la película dura poco más de una hora, por momentos se la siente lenta. Al mismo tiempo la inexistencia de una banda sonora le permite al sonido ambiente tomar protagonismo en muchas de esas escenas largas de paisaje y ésto genera una mayor sensación de la desolación que se pretende retratar. Así está hecha Crimen de Las Salinas, a partir de dualidades.