Contra lo imposible

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

Contra Lo Imposible se consolida como una de las mejores películas del año en donde su dúo protagonista y las formas para contar una historia superan al hecho en sí y logran ser trasversales a un público determinado.

Bajo la dirección de James Mangold (Logan) y con guion de los hermanos Jez y John-Henry Butterorth (Edge of Tomorrow) llega a las pantallas de todo el mundo la dramatización de una de las historias que cambiaron para siempre la historia del automovilismo: la famosa carrera de las 24 horas de Lemans en 1966 cuando un grupo de ingenieros y pilotos lograron terminar con la hegemonía de victorias de Ferrari ante todas las otras compañías automotrices. La empresa que logró terminar con ese reinado fue la de Ford Motor Company gracias a un trabajo exhaustivo de ingenieros y pilotos que trabajando a contrarreloj y contra la fuerza de la empresa italiana y que ahora Mangold viene a poner en foco con Contra Lo Imposible (Ford v Ferrari).

En esta película se nos presenta a Caroll Shelby (Matt Damon) un ex corredor de autos y campeón que logró imponerse en Lemans previo a que el dominio de Ferrari iniciara pero que tuvo que dejar de competir debido a diferentes problemas de salud. Un tiempo después ya establecido como ingeniero automotor y en pleno momento de victoria constante de la empresa italiana, los empresarios más importantes de Ford se dan cuenta de que en el mercado ellos deberían tener un auto compitiendo y es por eso que recurren a Shelby para que los asesore sobre cómo construir el auto perfecto para empezar a ser conocidos en todo el mundo. Luego de muchas pruebas y pocos resultados, Shelby deberá recurrir a Ken Miles (Christian Bale), un ex compañero suyo en la guerra y que al mismo tiempo es aficionado a los autos y a las carreras, para que le de una mano como mecánico y luego cómo piloto principal. Ambos deberán lidiar contra las constantes presiones de la empresa y sus estrictas reglas para crear el auto perfecto y así terminar de una vez con las victorias de Ferrari.

El acierto principal de Mangold a la hora de encarar esta película era el de poder crear un relato que no sólo fuese efectivo y convincente para aquellos que son frecuentes de las carreras y de quienes le gustan los autos. Para su fortuna, su labor no podría haber sido mejor ya que ha logrado construir el reflejo de una historia que logra ser más inclusiva en cuanto al público que lo que pudo haber sido la realidad. Habiendo logrado ese primer y fundamental ítem, la película lo tiene todo; Grandes escenas de acción en donde la tensión aumenta y la adrenalina está a flor de piel, dramatismo por el desarrollo de cada uno de sus personajes, la música que ayuda a la hora de generar ambientación, la fotografía y su cinematografía que hacen de cada plano estático y de cada cuadro una belleza visual y una puesta en escena que arroja en cada toma una respuesta. Algo que también está implementado de manera brillante es el sentido que se le da al “sueño americano” muchas veces utilizado de manera equivocada y sin un contexto en donde hacer base, está película comparte ese sentimiento que tan bien logró despertar Rocky (1976) en la que se demuestra que alguien al que nadie apuesta, puede lograr vencer al más poderoso si se rodea de la gente adecuada y deja todo de si para conseguirlo. El guion no se queda atrás ya que el mismo aborda todos los frentes posibles que esta historia podía tener y así se cuida de no dejar ningún hueco argumental que pueda atentar contra la historia. A lo largo de las más de dos horas y media de duración de la cinta la intensidad nunca para y eso logra que la atención del público esté siempre presente y hasta el menos “fierrero” pueda verse representado en la pantalla. El único reproche que se le puede hacer al guion es con la poca fuerza que termina la cinta, ya que el clímax se da promediando la hora cuarenta y en el final no se vuelve a producir una emoción de la misma manera y queda con gusto a poco.

Las actuaciones están al nivel de los actores protagonistas pero sobre todo Christian Bale, quién después de haber aumentado de peso para protagonizar Vice (2018) vuelve a bajar una cantidad sustancial de kilos para ponerse a tono con el personaje, pero lo bueno de su labor es que no sólo termina ahí lo que puede destacarse de él ya que con cada frase pronunciada, cada postura corporal tomada y cada mirada lanzada, Bale logra hacer una de las mejores actuaciones del año. Simpático y dramático por partes iguales, su papel pareciera ser “sencillo” de lograr pero una vez que se lo ve encarándolo es imposible poder asemejar ese personaje a otro actor. Matt Damon también logra tener una labor convincente pero en otro tipo de papel, en donde su personaje tiene muchas menos responsabilidades físicas pero si desde lo discursivo y ese rol le queda de maravilla. Haciendo de un tipo canchero y que se las sabe todas, un trabajo en el que pocas veces se lo ve, Damon puede construir un personaje que se lo puede querer y entender desde el primer plano en el que participa. El resto del elenco logra acompañar de la mejor manera; Jon Bernthal, Tracy Letts, Caitriona Balfe, Josh Lucas y Noah Jupe hacen que sus personajes, secundarios y hasta de tercera linea en algunos casos, logren darle a la obra lo necesario para que todo el tiempo sea una película que se disfruta y en ningún momento decae.

A simple vista Contra Lo Imposible (2019) parecería ser una película sólo de autos, pero esa afirmación está lejos de ser verdad a tal punto que la parte del deporte podría cambiarse y aún así ser efectiva. Una propuesta sobre la amistad, los lazos, el poder de convencimiento y el famoso “sueño americano” viven en armonía con las formas de un director que hay que darle más oportunidades para que siga haciendo películas como ésta. Directo a lo mejor del año, esta película va a lograr sacar el lado más “fierrero” hasta del más reacio de los espectadores.