Contra lo imposible

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Tal vez hoy las 24 hs de Le Mans no tengan la fama que supieron tener en su momento, pero esta legendaria carrera dominó el imaginario de los desafíos automovilísticos durante años. Contra lo imposible narra el momento en el cual un desafío puntual logró aumentar la popularidad de la carrera como nunca antes. Le Mans 66 se llamaba esta película en el origen y Ford vs Ferrari se terminó titulando, prueba de lo mencionado en la oración inicial.

En la década del sesenta Ferrari dominaba la competencia de forma contundente. Henry Ford II sentía que la empresa fundada por su abuelo Henry Ford estaba a la deriva. La década anterior había cerrado con el legendario fracaso del Edsel y los sesenta mostraban que el mercado iba en otra dirección. Fue entonces que Ford, según cuenta la película, desafía a toda su empresa a crear algo nuevo que cambie los aires de la empresa. Así es que surge la idea de poner a Ford a competir en carreras y dejar atrás la idea de coches aburridos y pocos desafiantes.

Un enfrentamiento empresarial contra Ferrari lanza a Ford al reto de vencer a la empresa italiana en Le Mans. Para eso contratan Carroll Shelby, un ex piloto y diseñador de automóviles, con el fin de que diseñe el modelo que pueda ganarle a Ferrari. A su vez, Shelby no solo arma un equipo con su gente, también convoca al piloto británico Ken Miles, para que los lleve a la victoria. La película cuenta de forma minuciosa el trabajo de estos dos hombres por conseguir el objetivo.

La historia de lo que ocurrió en ese momento se puede ver en el documental The 24 Hour War (2016) que se puede encontrar actualmente en Netflix. La película, por supuesto, se toma todas las licencias necesarias para no traicionar la historia en la que se basa pero tampoco descuidar lo más importante, que es el cine.

Matt Damon como Shelby y Christian Bale como Ken Miles son la elección perfecta. Shelby es tradicional, ecuánime, honesto y apasionado, pero nunca pierde los estribos, solo busca cumplir con sus objetivos deportivos y su propia empresa, ahora asociada a Ford. Miles, por el contrario, es irascible, temperamental, también apasionado y muchas veces temerario. La dupla perfecta interpretada por los actores correctos. Un actor sobrio y clásico versus un actor histriónico y excesivo.

Y el resto lo hace la magia del cine industrial. La película tiene una reconstrucción de época sólida e indiscutible. Los autos se ven increíbles y las carreras completamente reales. Es estar ahí, dentro de la carrera, con todo lo que esto implica. El director James Mangold tiene todo lo que el cine de este nivel puede ofrecer y le agrega dos ingredientes finales que cierran perfectamente el combo: clasicismo narrativo a rajatabla y una melancolía que subyace y le termina de dar un corazón enorme a la película. El automovilismo le ha dado grandes títulos al cine y Ford vs Ferrari no es la excepción.