Contagio

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Uno se pregunta cuáles habrán sido las razones que entronizaron, allá lejos y hace tiempo, a Steven Soderbergh como un “autor”: lo único constante en su cine es la inconstancia. Que quede claro: no implica que no tenga buenas películas, pero en cuanto a coherencia estética o visión del mundo (hablamos de algo menos superficial que decir “el gobierno es malo, los narcos son malos”, etcétera: el cine es arte, no periodismo). “Contagio” es otro más de esos films nerviosos, falsamente inquietantes, que hablan de un mal global: aquí una pandemia que se esparce por la Tierra, mostrada desde múltiples personajes (algo habitual en el realizador –recordar “Traffic”– pero no excluyente –recordar “Erin Brockovich”–). Sí, es un thriller paranoico (no necesariamente es una virtud) y funciona como entretenimiento. Eso sí: hay algo molesto, algo que suena –ya que a Soderbergh le gustan las declamaciones– a sórdido, a reaccionario incluso. El personaje más antipático es aquel que esparce la información sobre lo que está sucediendo. Como si la libertad de expresión fuera el auténtico virus que acaba con la Humanidad, lo que termina transformando el film en algo así como un alegato larvado en favor del control de los medios y la información por parte del poder (que no es solo el Gobierno). Esto se complementa con lo bien parados que quedan los laboratorios, y la única “concesión” anti Hollywood es la ausencia de final feliz (que en el cine es siempre una prueba de maestría: la vida carece de final feliz y solo el arte puede proveernos de ellos). Si quiere paranoia, ahí tiene.