Conspiración divina

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

«Conspiración divina», el estreno que distribuye Impacto Cine esta semana en nuestra ciudad, es una cinta que viene precedida por un importante reconocimiento festivalero. Cobró visibilidad al ser premiada en Cannes y ahora, la tenemos en nuestras pantallas.
Es importante decir primeramente, que su director, Tarik Saleh, es un cineasta que tiene profundas raíces egipcias, aunque esté radicado en Suecia. Su mirada de europeo lo trae de vuelta a El Cairo, como en su primer largomentraje («The Nile Hilton incident») a presentar un thriller de intriga, donde las motivaciones centrales de los protagonistas ofrecen un escenario complejo en el cual la política y la religión son eje de profundos intereses. Saleh no es bien recibido en Egipto y por eso, esta cinta fue rodada en Turquía y Suecia, hecho que delimita un posicionamiento ideológico fuerte, que logra verse reflejado en la historia que se cuenta.
Todo comienza cuando un joven pescador, en un área rural costera, recibe su soñada respuesta: ha recibido una beca para estudiar en la universidad de Al Azhar, centro neurálgico y formador del mundo Islam y va hacia allí con todas sus expectativas de aprendizaje.
Adam, el chico en cuestión (Tawfeek Barhom), entonces comienza su cursada, dentro de un universo bastante hermético y con una férrea disciplina de trabajo. A poco de llegar a la universidad y mientras intenta adaptarse a este nuevo mundo, él es testigo de un asesinato. Un compañero de clases muere y los responsables están en en la universidad, hecho que comienza a pintar el escenario donde se jugará la historia.
Ibrahim (Fares Fares), un policía del aparato de Seguridad del Estado, lo elige entonces para infiltrarse dentro del grupo que asesinó al joven y encontrar el móvil y las conexiones para intervenir. ¿Por qué Adam? Simple, es de mirada transparente y no está contaminado ideológicamente. Es confiable. Además, Al Azhar es un lugar donde la religiosidad es todo, pero también hay un problema de fondo que podemos ver en los primeros minutos: el Gran Imán ha fallecido y los grupos que se pelean por sucederlo generan discusiones de alto voltaje político.
Sin contar a aquellos musulmanes que quieren un cambio de gobierno y la intervención de Egipto en temas sensibles con inmediatez. Así es que Adam tratará de hacerse pie en ese juego de espionaje y traiciones, mientras que Ibrahim intenta desatar el ovillo, a pesar de las enormes presiones a la que está sometido.
La intriga está planteada en forma correcta. El diseño de arte y todo lo que representa el clima en la universidad, está bien logrado (allí transcurre casi toda la acción), pero desde el punto de vista de la narración, hay algunas dificultades. La trama está bien construida pero todo transcurre en forma lenta, con un voltaje pausado que le va quitando ritmo al relato.
Supongo que eso sucede porque el director está muy decidido a mostrarnos este universo religioso y político con detalle, con lo cual el avance de la investigación y las luchas al interior de ese espacio de disputa, tienen un interjuego más dialéctico que cinético. Eso le juega en contra a la cinta porque si no decifran rápidamente el contexto, el relato se vuelve tedioso.
Puede decirse que «Conspiración Divina» es un film aceptable, aunque lejos está de ofrecer un voltaje como thriller que lo haga distinguible en la cartelera. Sus valores (que los tiene) reducen su oferta a presentar un relato sencillo, más descriptivo que emotivo, cuyo mayor acierto es mostrar el entorno cultural y de la fe que presenta, como carta ganadora.
Quizás por eso, me atrevo a decir que se encuentra lejos, de ser considerado un producto atractivo. Si la temática les interesa, es un film con cierto costado didáctico, para entender más del mundo musulmán.