Conan el Bárbaro

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

El regreso del cimerio más famoso

La verdad es que era muy chico cuando Arnold Schwarzenegger hizo sus dos "Conan" (1982 y 1984) y no las recuerdo con exactitud. Las ví, pero no deben haber sido gran cosa, porque no las retengo en mi recuerdo inmediato (si a muchas otras del austríaco), por lo que no puedo opinar sobre la controversia establecida acerca de si esta nueva versión supera (o iguala) al original. "Conan, the barbarian" trae una fuerte apuesta de los grandes estudios por darle millaje a Jason Momoa (el frontman de la serie de HBO, "Game of Thrones") y proponerlo como héroe de acción y aventuras. Desgraciadamente, esta cinta ofrece un pobre espectáculo al espectador en todo sentido (incluso la vimos en 3D) y muchas de las expectativas sobre el renacimiento de la saga, parecen quedar truncas a la luz de las discretas cifras del box office global en estos primeros días de exhibición.

Ya todos sabemos que Marcus Nispel (el director) es convocado para recrear material probado. Se especializa en cine de terror (hizo remakes de "Friday the 13th","Texas Chainsaw Massacre" y "Frankestein evolution", por ejemplo) y viene del mundo de los videoclips y documentales relacionados con la música, ha trabajado para George Michael, The B-52's y Billy Joel, entre otros. Es un hombre que sabe este Nispel. Digo, tenía buenos números al momento de su designación y venía de hacer "Pathfinder", film sobre vikingos y tribus en un clima oscuro y mágico, por lo que se presentaba ideal para la tarea de hacer renacer a Conan de sus cenizas...

Sin embargo, el trío de guionistas encargados (T. Dean Donnelly, J.Oppeheimer y S.Hood) no tuvo la fibra necesaria para establecer en su libreto un abordaje narrativo de interés (de alguna manera, clásico) y sólo bosquejó superficialmente el escenario y los rasgos básicos de los protagonistas de la historia. A ver, quiero decir, el interés del equipo que la escribió parece haber estado en subrayar el marco donde se juega la trama (los campos de batalla, los arquetipos de los guerreros, alguna referencia étnica), descuidando la premisa central de hacer una historia entretenida.

"Conan the barbarian" es una sucesión de combates sin dirección cuyo único fin parece ser satisfacer a los fanáticos del género acción, sin importarle cómo y porqué lo hace.

La vida cimeria es dura. Desde pequeños, los hombres se entrenan para el combate. Conan, hijo de Corin (Ron Perlman), desde muy joven se destaca por su frialdad y precisión en el arte de matar. Nacido en el medio de una batalla, parece corporizar el espíritu guerrero de su tribu. Cierto día, un jefe de clan rival, Khalar Zym (Stephen Lang) llega al poblado dispuesto a arrasar a sus rivales: busca los componentes de una máscara antigua que podría darle poder ilimitado (el de un Dios, según sus palabras) y no se detendrá ante nadie para volverla a armar. Sus piezas estaban diseminadas por varias regiones pero él junto a su hija, la joven hechicera Marique (Rose McGowan) van uniendo parte por parte en pos de invocar el poder oscuro que la misma otorgaría al que la reconstruyera.

Conan (ya sabemos, Momoa) verá como matan a su padre y aniquilan a su gente. Escapará y jurará venganza y la vida, se la traerá, muchos años más tarde cuando Khalar Zym busque la poseedora de la sangre original de la tribu Acheron para completar el ritual y de con Tamara (Rachel Nichols), el último paso para investir de poder a la máscara en cuestión.

El problema de la cinta es que Momoa se toma demasiado en serio su primitivismo y su interpretación es casi, inexistente. Pelea, lucha, grita, salta, corre. Desenfunda su espada, golpea, mata, huye. Esto sucede cada... ¿diez minutos? Bueno, si. "Conan" es palo y a la bolsa. No importa mucho lo que cuenta, porque casi que es fondo, la figura la ocupa el combate y la mutilación, la sangre y la batalla. Nada más. Está bien que los cimerios hayan sido bárbaros pero, ¿esto es un documental del History Channel? No, esto es cine. Y queremos buenas historias, bien contadas y atrayentes.

Nada de eso hay aquí.

Pobre regreso del guerrero Conan. ¡Como será, que hasta añoro a Scharwenegger casi sin recordarlo!