CODA: señales del corazón

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Los ecos del silencio

CODA (2021), el segundo largometraje de la realizadora estadounidense Sian Heder, es la remake del aclamado film francés La Familia Bélier (La Famille Bélier, 2014), dirigido por Éric Lartigau y escrito por Victoria Bedos en colaboración con Stanislas Carré de Malberg. Considerada como una de las mejores comedias francesas del año, La Familia Bélier había cautivado por su sensibilidad ante un tema tan delicado y por su característico humor galo, elementos que la convertían en una película amena para disfrutar en familia. A diferencia de Lartigau, Sian Heder baja un poco el tono cómico y sube tenuemente el volumen dramático manteniendo la música como eje central.

Ruby Rossi (Emilia Jones) es una adolescente de diecisiete años que ayuda a su familia sordomuda en el emprendimiento que le da el sustento al clan, la pesca. Desde niña ha sido la intérprete de toda su parentela, convirtiéndose en una joven muy apegada a su familia a su pesar y señalada a raíz de la condición de sus parientes por los crueles adolescentes norteamericanos, muy proclives al abuso. Junto a su padre, Frank (Troy Kotsur), y su hermano mayor, Leo (Daniel Durant), se adentra en el mar todas las mañanas en un bote para obtener el pescado que le venderán a los distribuidores. Toda la familia se da cuenta de que los distribuidores se aprovechan de los pescadores pagándoles un porcentaje muy bajo del precio final del pescado, pero el temor a embarcarse en un proyecto que pueda fracasar y los ejemplos fallidos del pasado los mantienen cumpliendo con su rutinaria labor mañana tras mañana. Cuando termina la pesca, el día realmente comienza para Ruby, una adolescente que cursa su último año del secundario y se anota a la asignatura optativa de coro para acercarse a Miles (Ferdia Walsh-Peelo), el chico que le gusta, decisión que su madre, Jackie (Marlee Matlin), ve como un acto de rebeldía ante la imposibilidad de la familia de escucharla y construir un vínculo basado en este interés. En el coro, el extrovertido profesor de música, Bernardo Villalobos (Eugenio Dervez), reconoce su potencial y se ofrece a prepararla para aplicar a una beca en la prestigiosa Universidad Berklee College of Music, en Boston. Ruby intenta lidiar con sus clases de música y sus tareas en el negocio familiar, pero todo se complica cuando su padre decide formar una cooperativa para terminar con la estafa de los distribuidores, que comunican una decisión que afecta los intereses económicos de los pescadores. La cooperativa comienza a dar frutos pero el rol de Ruby se vuelve cada vez más crucial como intérprete, lo que hace que llegue constantemente tarde a las clases con el estricto profesor Villalobos, erosionando así sus posibilidades de estudiar para entrar a Berklee. Ante la disyuntiva, Ruby deberá tomar una decisión difícil sobre su futuro que tendrá consecuencias para el emprendimiento familiar.

Sian Heder construye un guión sólido en base a la historia de Victoria Bedos y Stanislas Carré de Malberg, cambiando la decisión del padre de presentarse para un cargo político del film francés para ofrecer una visión más acorde con las ideas norteamericanas de cambio y libertad de empresa. La actuación de la joven Emilia Jones se destaca en su rol adolescente, al igual que Marlee Maitlin como la madre, la primera mujer sordomuda en protagonizar un film exitoso que puso en primer plano su condición, Te Amaré en Silencio (Chidren of a Lesser God, 1986), la película de Randa Haines protagonizada por Maitlin junto a William Hurt, Piper Laurie y Philip Bosco. Troy Kotsur también realiza una gran labor en un papel hecho a su medida. La voz de Emilia Jones tiene una gran personalidad y la banda sonora de rock y rap del film es brillante y le otorga a la obra un carácter pop encantador.

Heder vuelve a recurrir acertadamente a la directora de fotografía de su ópera prima, Tallulah (2016), Paula Huidobro, para crear escenas de gran belleza como la de los jóvenes en el lago y la del abordaje de la guardia costera al barco de los Rossi durante la inspección gubernamental. CODA es un film pequeño que se hace grande por el trato delicado que le da al tema que aborda, las buenas actuaciones de un gran elenco y una combinación medida de drama y comedia, centrada más que nada en el personaje del profesor de música y en algunas peculiaridades familiares que generan una franca intimidad similar a la del film original francés. CODA es así una obra que ofrece esperanza ante un mundo injusto lleno de tiburones que intentan estafar a los peces pequeños día tras día, en un sistema perverso de libre mercado que solo sirve para que unos pocos se enriquezcan mientras que la mayoría sufre para pagar sus cuentas y termina sin nada.