Cigüeñas

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

Una alocada carrera animada

Es poco probable que los chicos nacidos en los últimas dos décadas hayan escuchado alguna vez el mito de las cigüeñas y su servicio de entrega de bebes. Sin embargo, esa vieja historia que utilizaban las abuelas para despistar a chicos curiosos por saber cómo llegaron al mundo consiguió su propio film de animación. Una película tan llena de ideas gráficas y narrativas que para que pudieran entrar todas en los menos de cien minutos de metraje obligaron a los realizadores a ponerlas en pantalla a una velocidad supersónica. Así nos presentan a Junior, la cigüena más veloz del servicio de entrega de paquetes para el que trabaja desde que las aves dejaron a los humanos el asunto ese de traer niños al mundo. Un cambio provocado por un confuso episodio que de alguna manera involucró a Tulip, la joven que vive en el Monte Cigüeña desde entonces.

Más confusiones transformarán a Junior y Tulip en compañeros de viaje, obligados a entenderse si quieren hacer la entrega de sus vidas: el último bebe creado vía carta. En este caso escrita por un nene, hijo único de padres demasiado ocupados, desesperado por un hermanito con habilidades de ninja.

Entre la aventura de Junior, Tulip y la beba, y lo que sucede con la familia que la espera, Cigüeñas avanza rápido aunque esa rapidez no equivale necesariamente a ritmo. Es que el guión escrito por Stoller, talentoso creador de comedias para adultos como Get Him to the Greek y Buenos vecinos, y el gran regreso de los Muppets a la pantalla grande, quiere divertir a los pequeños con personajes alocados y tiernos, y hacerle un guiño a los padres primerizos igualmente fascinados y preocupados por la llegada de sus hijos. Y por momentos cumple con ambos objetivos como en las escenas que involucran a una ocurrente y persistente manada de lobos o aquella en la que más que la batalla entre el bien y el mal importa no perturbar el sueño de la beba. Menos exitosas son las secuencias que involucran a la familia humana cuya trayectoria narrativa es más errática que el vuelo de una cigüena cargando un bebe en su pico. Con una manada de lobos persiguiéndola detrás.