Chuva e cantoria na aldeia dos mortos

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Civilización y barbarie. Vida y muerte. Libertad y encierro. La construcción de imaginarios atraviesa “Chuva é cantoria na aldeia dos mortos” de João Salaviza y Renée Nader Messora, pero también la resistencia de aquellos que desean otro futuro dentro de un contexto diferente.
Los jóvenes realizadores proponen un hipnótico viaje hacia culturas que aún desean mantenerse vírgenes y el denodado esfuerzo de sus líderes para contener los intentos de progresar de los más jóvenes. Con la excusa de la enfermedad de un joven de raíces indígenas, luego de una experiencia con ancestrales mitos, la civilización occidental se presenta como la única posibilidad para conseguir ayuda.
Mientras en la aldea lo aguardan, en el pueblo al que va a solicitar ayuda comienza a sentirse parte de otra cosa, por lo que decide, momentáneamente no regresar y perderse en sí mismo con alcohol y otros vicios.
La dualidad que Salaviza y Messora presentan, permite repasar aquello que el hombre blanco ha mancillado a fuerza de gritos y sangre, pero también mostrar el otro costado, el menos visible, el de la búsqueda de identidad por jóvenes que no han conocido otro sistema por fuera de su grupo de pertenencia.
“Chuva é cantoria na aldeia dos mortos” gana fuerza en cada vuelo poético que incorporan a la narración, como ese padre que viene a transmitir un mensaje ancestral y ese fuego que avanza sobre el agua, toda una declamación de principios y de intentos por convencer a aquel que ha perdido la fe en los suyos.
El registro cuasi documental, que duplica la historia en un tono ficción/documental que no termina por definirse, agregan, además, verosímil a un relato que podría haberse transformado en un panfleto de algo que no termina de ser.
A su historia es simple, de cómo una pareja joven lucha con las decisiones de la mayoría mientras desean integrarse a la sociedad y despegarse del mandato, la habilidad de los directores es poder despegarse de otras historias que ya han querido contar esa contradicción interna.
“Chuva é cantoria na aldeia dos mortos” es poesía hecha imágenes, es experiencia por encima de su soporte, es la posibilidad de hacer viajar al espectador al mismo epicentro de un grupo de resistentes luchadores en momentos en los que su posible desalojo se hace inevitable.
Premiada en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.