Che, un hombre nuevo

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Rico material de archivo para un retrato desparejo

Tristán Bauer vuelve sobre la figura de Ernesto Guevara

Pocas figuras han tenido una vida tan apasionante como la de Ernesto Guevara, pero también es cierto que no muchos hombres han sido objeto de tantos retratos (desde el documental y desde la ficción) como el héroe, mártir y revolucionario rosarino.

Por lo tanto, Tristán Bauer tenía aquí un doble desafío: por un lado, estar en el terreno artístico a la altura del personaje (y del mito) y, por otro, trascender los lugares comunes de tanto retrato obvio y glorificador que se ha hecho en su nombre. En este sentido, puede afirmarse que el director y coguionista tuvo más logros en el primero de los terrenos que en el segundo.

Con Che: Un hombre nuevo , Bauer consigue una producción muy cuidada y una narración muy prolija, sustentado en una larga y minuciosa investigación previa (y en contactos políticos, claro) que le permitió acceder a varios materiales hasta ahora inéditos provistos por la propia familia, por el gobierno cubano y por la administración de Evo Morales en Bolivia. Esos hallazgos (videos, fotos y escritos de su intimidad y de su pensamiento político) son lo más novedoso que entregan las poco más de dos horas de relato.

Los problemas empiezan por la indecisión en el punto de vista (por momentos se ve y se escucha al propio Bauer y el film amaga con una búsqueda más "autoral"; en otros apela a una narración en off que lee los textos del Che en primera persona y la cosa parece volcarse hacia la autobiografía; para luego derivar hacia el documental más clásico y cronológico con los grandes hitos de su vida) y por la apelación a un tono épico, solemne y elegíaco que le quita la "humanidad" que el propio Guevara -un gran poeta y un gran romántico- transmitía en cada una de sus cartas o de las anotaciones en sus cuadernos.

Su infancia marcada por el asma, sus viajes juveniles por la Argentina primero y luego por América latina, su decisiva participación en la revolución cubana, sus viajes diplomáticos, sus contradictorios lazos familiares, su fallida experiencia en el Congo (uno de los aspectos menos conocidos) y su trágico desenlace en Bolivia son reconstruidos con bastante eficacia y -quedó dicho- con el aporte de un muy rico material de archivo. Sin embargo, el resultado no es todo lo logrado que podía esperarse con semejantes recursos a su disposición. Así, la tan visitada figura del Che continúa siendo tan enigmática y escurridiza como antes para el cine y sus hacedores.