Cemento: El documental

Crítica de Emiliano Fernández - Metacultura

Aquella sana imprevisibilidad

La estrategia formal que el director y guionista Lisandro Carcavallo decide implementar en Cemento: El Documental (2017) es sutilmente heterodoxa dentro de lo que vendría a ser el terreno de las normas no escritas de los rockumentaries en general, ya que en vez de aprovechar el cuantioso material de archivo del que dispone, el susodicho prefiere construir un pantallazo en tercera persona en torno al mítico templo del rock argentino de las décadas del 80 y 90 a través de entrevistas de impronta mayormente nostálgica -registradas en el presente- a distintos personajes públicos, figuras del under, periodistas y miembros de las bandas que en su momento pasaron por el local porteño y hoy por hoy nos brindan una querencia dolorosa que aporta un recorte emocional y laxo del sentir colectivo de la época.

Es decir, en lugar de privilegiar las grabaciones en video y otros soportes audiovisuales de las obras teatrales, performances y shows musicales de aquellos años, el realizador vuelca la balanza hacia los testimonios de los protagonistas con el paso del tiempo marcado a fuego en rostros y palabras, lo que inevitablemente le deja al espectador un “sabor a poco” en cuanto a los registros de primera mano, esos que habilitan el poder ver/ escuchar/ apreciar/ embeberse sin intermediarios de la inigualable sensación de peligro y descontrol que experimentamos todos los que alguna vez -o muchas veces- asistimos a los eventos que ofrecía el lugar regenteado por el excéntrico Omar Chabán, quien pudo abrirlo en 1985 gracias a un préstamo de su pareja Katja Alemann, una visionaria vernácula en ebullición.

Hay que reconocer que la maniobra no le sale mal a Carcavallo porque al mismo tiempo logra redondear un retrato poderoso y expansivo no sólo de la historia de aquella “caverna” de Estados Unidos al 1200, sino también de la eclosión de una multitud de escenas musicales, artísticas y simbólicas que dieron paso a una contracultura sumamente valiosa, en épocas cuando la estupidez, la prolijidad, el marketing y el conformismo más cínico no habían cooptado ideológicamente al rock. En este sentido, sin ninguna duda el hecho de que la camorra neoliberal macrista al frente del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires haya adquirido el predio para convertirlo en un estacionamiento es un signo de la mediocridad y tilinguería de este presente social que nos toca padecer a todos los que amamos la cultura.

También es acertada la decisión del cineasta de no profundizar demasiado en la caída de toda la escena rockera anárquica con la tragedia de República Cromañón del 30 de diciembre de 2004, lo que hubiese representado una desviación importante para con el tema analizado. Entre la pluralidad de bandas legendarias que brindaron shows en el lugar debemos destacar a Sumo, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Los Violadores, Riff, Hermética y Ratones Paranoicos, cada una de las cuales originó de por sí una vertiente específica en el rock local y latinoamericano. Cemento: El Documental es una interesante letanía en pos de la efervescencia artística y aquella sana imprevisibilidad que desconocía toda frontera con el objetivo declarado de apoyar y enriquecer a nuestra cultura argentina…