Caso 39

Crítica de Maximiliano Curcio - EscribiendoCine

Nada nuevo para ver

El cine de terror esta hastiado de niños que viven experiencias paranormales. Lo macabro termina entonces por convertirse en irritante y tal característica resulta ser la constante de Caso 39 (Case 39, 2009). En el film, además, se pone de manifiesto el viejo cliché donde las apariencias engañan, un guiño más que habitual en productos de este género tan transitado, como lo es el terror psicológico.

Renee Zellweger interpreta a una trabajadora social que a lo largo de su trayectoria profesional tuvo que enfrentarse a todo tipo de tragedias domésticas. En esta ocasión se encuentra frente a una niña quien vive en un hostil ambiente familiar que la tiene muy angustiada. Al involucrarse de manera personal con la pequeña, la profesional descubre un mundo perturbador lleno de terror, tormento y fuerzas sobrenaturales.

El film parece por momentos un rejunte de otras incursiones bastante mas exitosas en estas temáticas siniestras como lo fueron La Profecía (The Omen, 1976)y encontrando también reminiscencias en el j-horror tan popular en Hollywood por estos tiempos. La sensación será entonces para el espectador, de una historia previsible que ya le fue contada. Y los típicos recursos a la hora de asustar, lejos de agobiar resultan faltantes de sorpresa.

El debutante Christian Alvart concibe una película que conjuga los elementos mas básicos del genero, se ajusta de forma llana a la formula tantas veces empleada y que garantiza una propuesta complaciente que sigue al pie de la letra terrenos facilistas cuya ambición no se plantea objetivos artísticos. La irregularidad del film también opaca a su elenco, encabezado por Renee Zellweger, una actriz últimamente acostumbrada a dar tumbos en su carrera.

Caso 39 es un auténtico despropósito, torpe por algunos momentos, ridícula en otros deja al desnudo las evidentes falencias que apremian al cine mas comercial made in Hollywood. Por si caben dudas, en cierta parte de la meca cinematográfica no hay lugar para un poco de moralidad y buen gusto, solo éxito, descaro y estrategias. Y el género de terror, repetido hasta el cansancio, posee la urgente necesidad de ser revitalizado.