Casa vampiro

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Taika Waititi y Jemaine Clement son conocidos por la peculiar y divertida serie “Flight of the Conchords”. Pero en noviembre del año pasado, una de las sorpresas del Festival de Mar del Plata fue sin duda su película. Ya desde el vamos la premisa es interesante: un falso documental sobre vampiros. Películas sobre vampiros las hay y seguirán seguramente habiendo un montón.
Esa moda que trajo el cine desde hace unos años siempre está vigente en menor o mayor medida. Y como dijo Jim Jarmusch, hay una cantidad finita de historias para contar pero infinitas formas de hacerlo. Historias sobre vampiros las hay por montón. “Casa Vampiro” apela al falso documental al mejor estilo “This is Spinal Tap” y decide seguir a un grupo de vampiros de diferentes edades (y hablamos de miles de años de diferencia) viviendo en una misma casa en Nueva Zelanda.
La película toma todos los clichés de las historias de vampiros (hay un Drácula, un Nosferatu, y hasta se hace mención a Lost Boys y Twilight) y crea un producto novedoso basado principalmente en el humor. El film se convierte así en una historia interesante sobre cada uno de estos personajes (el más romántico, el más semental, el más antiguo, el vampiro nuevo, y el que no es vampiro pero les va a ir enseñando un poco del mundo moderno en el que viven) condimentada por una seguidilla de chistes uno más efectivo que el otro.
Así, el film pone en pantalla a este grupo de vampiros intentando convivir todos juntos, con problemas tan cotidianos como el de repartirse los quehaceres de la casa. La adición de un nuevo integrante comienza a traer cosas buenas y malas. Por un lado, él es irresponsable y es un niño en materia de vampiro (aunque como niños se comporten todos los personajes), y por el otro trae a su gran amigo, un humano al que no se querrán comer porque les enseña a utilizar la tecnología a su favor y descubren todo un mundo nuevo.
También hay hombres lobos, una “bestia” a la que se hace alusión desde el principio y sobre quien no conviene develar demasiado, vampiras en cuerpos de niñas que atacan a los pedófilos y una fiesta llena de diferentes monstruos. Con un guión que funciona entre la estructura del falso documental, y la creación de situaciones cómicas, y un gran timing para los gags, “Casa vampiro” es una propuesta fresca y absolutamente encantadora, de esas que uno no se cansaría de ver nunca.
Un film que pone en evidencia mucho conocimiento y amor por el género vampírico, porque toda parodia es un homenaje. Y con una construcción de personajes exquisita, convirtiendo a cada uno de ellos en algo único e inolvidable. Me adelanto a asegurar que es una de las mejores películas del año y deberían aprovechar para verla en sala. Sus creadores incluso lograron llevar esta película tan chiquita en producción pero enorme en calidad a los Estados Unidos gracias al crowfunding.