Capitán Fantástico

Crítica de Eduardo Elechiguerra Rodríguez - A Sala Llena

¿Cómo le enseñaremos a nuestros hijos sobre la sociedad? ¿Cómo nos enseñaron a nosotros lo que aprendimos? Capitán Fantástico (Captain Fantastic, 2016) cuestiona los pilares educativos sin dejar de cuestionarse a sí misma. ¿Quiénes somos en medio de esta sociedad consumista y quiénes hemos dejado de ser?

Hace un tiempo, la familia de Ben (Viggo Mortensen) se mudó con él al bosque buscando nuevos métodos de enseñanza para sus hijos y para aliviar la condición de la madre que padecía un trastorno bipolar. A medida que transcurre la película, nos damos cuenta de que el método de enseñanza es impositivo pero como tiene en sus bases programas de lectura fundacionales para la formación del alma y tiene algunos resultados favorables, nos cuestiona sobre cómo aprendemos en la escuela, en la universidad y, en general, en el transcurso de los días.

Todo esto se desarrolla con una gracia a ratos punzante. En un momento celebran el Día de Noam Chomsky, a pesar de que Rellian (Nicholas Hamilton), uno de sus hijos menores, preferiría celebrar la Navidad como las demás personas. Escenas como ésta dan cuenta de que el guión cae en giros previsibles al mismo tiempo que los desarrolla con inteligencia. Ben le permite a Rellian rebatir sus puntos sobre por qué celebrar a una figura creada por la fe antes que celebrar los logros de un ser humano. No olvidemos tampoco el momento donde la familia visita la ciudad por una causa mayor y se encuentran con tanto consumismo personificado en la gordura extrema de quienes los rodean. Ciertamente en Norteamérica los problemas de sobrepeso son serios, pero la sociedad consumista no está delimitada por países. Varía según las latitudes.

Al final, los resultados en la mejoría de la enseñanza de sus hijos son tan evidentes como el empeoramiento de otros factores lo que conlleva a una transformación de toda la familia. Así lo demuestran las actuaciones comprometidas de los involucrados. Mortensen lidera con firmeza al grupo, pero ni siquiera los menores se ven opacados por él.

Podría decirse lo mismo de los aspectos técnicos del filme. La banda sonora celebra una y otra vez la vitalidad de estos personajes y de lo que buscan en su viaje, así como el vestuario de tonos brillantes (verde oliva, rojo, celeste) destaca, más que sus personalidades, lo que cumplen ellos dentro de la historia.

Recientemente, Mortensen fue nominado al Independent Spirit en la temporada de premios que comienza en Estados Unidos. Esta nominación se suma al premio por dirección de Matt Ross en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes de este año y su recorrido por otros como el de Seattle.