Cantantes en guerra

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Cantantes en guerra es la nueva comedia familiar protagonizada por Peter Alfonso y José María Listorti. Se trata de la propuesta nacional, en la línea de "Socios por accidente", para las vacaciones de invierno.

Tienta la idea de pensar a Fabián Forte, director de Cantantes en guerra, como una suerte de autor auténtico. La afirmación cobra fuerza si se tiene en cuenta sus títulos anteriores. Es el responsable de dirigir Socios por accidente y Socios por accidente 2, protagonizadas por Pedro Alfonso y José María Listorti.

Sus películas se estrenan siempre en vacaciones de invierno, están muy relacionadas con el ambiente televisivo porteño y son comedias livianas aptas para todo público. Es decir, las películas de Forte cuentan con elementos constantes, tienen rasgos comunes, actores que se repiten, una sensibilidad basada en el mal gusto (“kitsch”); todos indicadores de un universo propio.

En esta oportunidad se cuenta la historia de dos amigos que van a una audición de nuevos talentos en el año 1997. El dúo musical se llama Los McCartney y tienen una frase que repiten como un mantra antes de salir al escenario: “Somos dos, somos uno”. El problema surge cuando el encargado de decidir quién gana el concurso, un mánager interpretado por Osvaldo Santoro, se fija solamente en Ricardo (José María Listorti) y no en Miguel (Pedro Alfonso).

Veinte años después, Ricardo (ya convertido en Richie Prince, una súper estrella del pop latino) y Miguel (que es un triste profesor de música) vuelven a encontrarse cara a cara. Ricardo, guiado más por la culpa que por otra cosa, lo invita a Miguel a cantar en un recital que dará en la ciudad de Salta, lo que da pie al inicio de una competencia feroz entre los dos viejos amigos.
Cantantes en guerra es como sus propios personajes, fabricada para el éxito pasajero y para cortar entradas en dos semanas. El personaje de Santoro dice que primero está el look del personaje de Peter Alfonso, luego la música. ¿No se trata acaso de lo que hace la propia película? ¿Y el personaje que insulta a su público, tratándolos de ignorantes y de mediocres? ¿De qué público hablará?

Quizás lo más interesante de las comedias de Forte es que no se ven rastros de tradición cinematográfica alguna. Sus películas deambulan por un limbo cinematográfico desolador. Forte es más bien un autor involuntario, que encontró un estilo propio. Y eso no está mal.