Cafarnaúm: La Ciudad Olvidada

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Enfrentando la pobreza

El tercer largometraje de la aclamada realizadora y actriz libanesa Nadine Labaki, conocida por su debut cinematográfico, la comedia romántica Caramel (Sukkar Banat, 2007), y por el drama religioso Where Do We Go Now? (Et Maintenant on va où?, 2011), narra las penurias de un niño de doce años intentando sobrevivir en una ciudad del Líbano en medio de la pobreza, la exclusión social y la violencia familiar.

Zain, un niño libanés, vive con sus padres y sus numerosos hermanos, todos indocumentados, en una pieza muy precaria en el país mediterráneo y tras ser arrestado por apuñalar a alguien, decide emprender un juicio contra sus progenitores por traerlo a este mundo de penurias. Así comienza la historia de Cafarnaúm (Capharnaüm, 2018), que de a poco involucra al niño en su huida de sus padres con Rahil, una mujer inmigrante de Etiopía que vive en la nación ilegalmente. En un flashback de lo ocurrido antes del juicio, el film expone las changas y mandados con los que el joven y su familia sobreviven y su intención de encubrir el primer período de su hermana de once años para que sus padres no la ofrezcan en casamiento al dueño del departamento en que viven, Assaad. Tras una pelea con sus padres al respecto, el niño huye de la casa enojado por la pérdida de su hermana, eventualmente entregada a Assaad en matrimonio. Asombrado por un anciano disfrazado del “hombre cucaracha”, Zain entra en un parque de diversiones y entabla amistad con Rahil, esa inmigrante ilegal que trabaja en maestranza y que esconde en los baños a su hijo pequeño para que nadie lo descubra. Como Zain no consigue trabajo, Rahil le ofrece vivir en su precaria pieza a cambio de cuidar de su hijo, Yonas. Cuando la mujer es arrestada el niño hará lo imposible para mantener al bebé a salvo, intentando conseguir comida como sea.

En este film lleno de gritos y llanto, los planos febriles que semejan movimientos bruscos se mezclan con las imágenes de la miseria para desestabilizar al espectador en escenas muy conmovedoras y de gran fuerza discursiva. Los sueños de los inmigrantes de salir de la pobreza y prosperar sin organizarse son una constante en una historia que hace hincapié en las contradicciones del Líbano. Cafarnaúm trabaja desde el eje de la pobreza la asimilación del país a la cultura occidental, la influencia de las organizaciones paramilitares islámicas -a través de una escena al principio en torno a los juegos de los niños- y el tráfico y el consumo de drogas como aproximaciones varias a la cuestión de la miseria en el Oriente Próximo.

Por momentos el protagonismo de Zain, Yonas y Rahil cede a lo colectivo en secuencias donde la ciudad se vuelve el centro de la escena, ya sea en planos cenitales sobre las precarias construcciones o en la mirada que Labaki impone sobre la miseria de las calles y una pobreza que se extiende como un hormiguero. La cámara de Christopher Aoun retrata así las variantes de una ciudad donde los sueños son aplastados por la realidad, estudiar es una quimera absurda y la posibilidad de ser deportado es tan cercana como los problemas de vivir indocumentado y completamente al margen del sistema.

El protagonista y la mayoría del elenco son interpretados por refugiados de países en guerra que emigraron al Líbano para tener una vida mejor. Esta elección le aporta al film una gran autenticidad a través del excelente trabajo de Labaki en la dirección en una historia escrita por la propia directora en colaboración con Jihad Hojeily y Michelle Keserwany, sumada a la asistencia adicional de Georges Khabbaz y Khaled Mouzanar.

El título del film refiere a la metrópoli que fue el hogar de Jesús de Nazareth, por lo que el film realiza una alegoría religiosa alrededor de las contradicciones y paradojas del Líbano, un país cuya capital tiene muchos contrastes de extrema riqueza y extrema pobreza. Cafarnaúm ofrece un panorama completo y desolador sobre la situación social del país, sus cambios y proyecciones, y principalmente los sueños de las nuevas generaciones que esperan poder escapar del destino de indigencia que les espera.