Cada 30 horas

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

EL PESO DE LO URGENTE

Hay un subgénero dentro del documental que se podría caratular como “urgente”, que aborda temas que están candentes, dentro de la agenda diaria de buena parte de la población, o intentando ocupar un lugar de discusión central. Es un formato riesgoso, porque puede caer fácilmente en lo efímero si no es capaz de aportar elementos verdaderamente disruptivos desde lo formal o aspectos no visibilizados de la temática.

El problema de Cada 30 horas es precisamente que no viene a aportar nada nuevo, que sólo recicla y ordena cuestiones demasiado dichas y transitadas sobre la epidemia actual de femicidios en el país, sus orígenes en una cultura patriarcal y machista, y la lucha permanente de numerosos familiares de víctimas y de diversas personas que los acompañan. El film de Alejandra Perdomo sólo tiene un conjunto de testimonios para aportar, y aunque es cierto que la mayoría de ellos son valiosos y hasta definitivamente conmovedores por las experiencias que relatan -por la manera en que demuestran la entereza para seguir luchando luego de atravesar pérdidas a partir de homicidios con rasgos horrorosos y repugnantes-, no terminan de redondear una narración cinematográfica que vaya más allá de lo meramente explicativo e instructivo.

De hecho, algunas elecciones testimoniales están marcadas por la obviedad, como las explicaciones puntuales a cámara por parte de la psicóloga y profesora universitaria Eva Giberti, quien se explaya sobre los parámetros discursivos, culturales y sociales que contribuyen a que la violencia sobre la mujer por parte del hombre sea algo casi naturalizado entre amplios sectores de la población. Otros elementos, como el seguimiento a una joven que realiza un largo camino portando una bandera con la consigna “Ni una menos” hasta llegar al Congreso, entran en una remarcación innecesaria y redundante.

De ahí que estética, narrativa y hasta temáticamente, Cada 30 horas está casi condenado a ser un documental fechado, a pesar de tocar un tópico que no sólo es actual, sino un reflejo siniestro de rasgos de nuestra sociedad que están cristalizados dentro del marco social desde tiempos inmemorables. Es un documental que quiere dirigirse a un amplio rango de espectadores, pero que por sus limitaciones sólo termina interpelando al público que ya está convencido.