Boda negra

Crítica de Csaba Herke - Leedor.com

Sobre “Boda negra”, o las intenciones del cuento folklórico.

Los estudios folclóricos nacen de la mano del romanticismo, de las entrañas del despertar de las conciencias nacionales, frente al empuje universalista de la modernidad, que en un momento fue representado por la revolución francesa, pero después por lo propio de la técnica; este conflicto fue la llama de la música romántica, del poema sinfónico, del dúo Bartok-Kodaly que tienen uno de los más importantes trabajos en música, rescatando en el territorio de Hungría las bases folclóricas frente al romanticismo europeizante de Liszt. En la Argentina este mismo problema resulta en la fundación de la Sociedad Argentina de Antropología (SAA) en 1936, frente a la necesidad de conservar cierta identidad criolla dada la ola inmigratoria europea.

El término Folklore proviene del inglés arcaico (sajón) Folk (pueblo) que como se sabe comparte con el Volk germánico la voz indoeuropea *pel-2 (llenar, magnitud), y de Lore, (saber tradicional, acervo). Su estudio se supuso como una rama de la arqueología que estudia el conjunto de las creencias, cuentos, leyendas, proverbios también juegos y danzas. Pero lo que nos interesa son los cuentos y artes populares; desde cierto punto de vista, la mitología pertenece al campo del folclore así también el llamado Naiv.

La palabra se la puede situar por vez primera en 1846 en el Atheneum inglés, con la firma del anticuarista John Thoms (1803 -1885) sin embargo, el concepto (1736–1796) se puede rastrear hasta 1760 cuando James Macpherson escritor , poeta y traductor del Gaélico, combina ambas cosas en un famoso texto, el “Ossian”, ciclo épico de poemas y “fragments of ancient poetry” en escocés-gaélico (Scottish Gaelic), trabajo similar al que va a hacer Wagner con “el oro del Rhin” (Das Rheingold) o “El anillo de los nibelungos” (Der Ring des Nibelungen).

Los cuentos de brujas de G.A. Bécquer (1836–1870) pueden entrar también en esta serie, como también el de Irlandés W.B. Yeats (1865–1939).

Todos están de acuerdo que son los hermanos Grimm los que establecen las bases de la ciencia del folklore al crear un sistema clasificatoria que todavía hoy es referencia para el estudio de los mismos, esto consiste en una forma estructurada y orgánica de agrupar las historias, su lectura desprejuiciada, sumado a los estudios como los de Prop, dejan ver más que bién, cómo el cuento folklórico está emparentado con lo que hoy se da en llamar terror, incluso, en el más edulcorado de los cuentos reelaborados por Disney, se hallan rastros de ese trasfondo terrorífico que tiene todo cuento folklórico, ni que decir de los Cuentos de mamá oca, de Perrault (1628.1703)

Por otra parte Franz Boas (EEUU, 1858–1942) sostenía que el folklore brinda más información etnológica que cualquier otro documento. En este sentido, caminaron por los derroteros el folklore Nietzsche, luego Freud de una manera, y Jung de otra; o Heidegger, que, cuando discute la tecnología, es un anti moderno, y es quizás éste, una de las explicaciones del éxito literario renovado que está viviendo.

Los mitos y leyendas rusos tienen un origen que está más allá de la lengua e identidad rusa[1]. Tal vez en las llamados pueblos de las estepas (Gimbutas).

En los siglos VII y VIII diversos pueblos todos de habla eslava comienzan a asentarse en la región que une el Báltico con el Mar Negro gracias a una red de sistemas de ríos que une uno y otro acuífero, ; poco a poco irradiaron su cultura de tal modo que los vikingos originarios del rus de Kiev, no sólo adoptaron el eslavo sino también le dieron un carácter eslavo a sus nombres.

Nuestro filme, del director Svyatoslav Podgaevskiy, también director del conjunto de historias de terror que están llegando desde Rusia, sin quererlo quizás y a fuerza de empeño, poco a poco prometía armar, tipo puzzle cultural, usando el terror como atajo, a la manera de un etnólogo, un mapa del folklore Ruso. El problema principal es que poco a poco se fue alejando del cuento folklórico para introducirse en el mito urbano, cosa que no sería problema alguno, si no fuese porque de sencillos cuentos, con buenos y potentes resultados, las historias comenzaron a tener un giro de tipo manierista al introducir problemas políticos cruzados con estéticos.

En esta historia inclusive, aparecen elementos chauvinistas y clasistas, como la gitana que quiere usar la desesperación de una mujer, que es una pobre costurera, enamorada de un joven artista (observar atentamente las esculturas del atelier, donde hay todo un comentario político estético, de hecho hay una réplica de un Miguel Ángel , pero uno bastante particular) hijo de familia rica.

Para arreglar sus asuntos con el mundo preternatural, la gitana, y de este modo afirma la mitomanía de que los gitanos no son de confiar, usa la desesperación de joven inexperta (¿ignorante?) costurera.

El casamiento por iglesia, otra vez no queda claro el alcance del “comentario”, dado que bien sabemos que la iglesia en Rusia, mayoritariamente es ortodoxa, y es justamente un punto álgido de la propia historia Rusa; Bizancio de cara a los otomanos y Rusia atrapada entre los germanos y los mongoles ven imperios imperios la alianza como una salida frente al peligro, alianzza militar primer y político cultural después. Si Santa Olga de Kiev, en 945 o 947 toma la religión ortodoxa aunque sin mucho resultado; finalmente es Vladimiro el grande(946?-1015) que logra introducir el cristianismo bizantino u ortodoxo al casarse en el 988 con Ana Porfirogéneta, la hermana del emperador Basilio II de Bizancio; todo esto es debido a que en el film el casamiento se da en una iglesia católica apostólica romana y no en una ortodoxa, con lo cual pueden suceder por lo menos dos cosas: una es que el film tenga un costado chauvinista con respecto tanto a los gitanos como a la iglesia romana. Los gitanos comercian con el mundo preternatural, comercio que suele salir mal, la gitana honorable finalmente muere por el propio bastón ¿les suena a algo eso?.

La otro posibilidad, no excluyente, es un conservadurismo intrínseco, propio del folclore, justamente de lo que se ríe Milan Kundera en su libro “la Broma”.

Algo que descubrieron los americanos y parece que todavía los rusos no, es que este tipo de series (por qué no llamarlo serie?) deban pasar por distintas manos; muchas veces incluida mi persona me pregunto cuándo será que descubra fastidiado un lector mis recursos, de la misma manera un director debiera tener claro ese problema. La gente de Fx siempre dice que los tipos efectos deben combinarse, no se debe usar siempre el mismo efecto siempre porque cuando el ojo descubre el mecanismo del mismo, deja de creer en él y la película “se cae”. Eso mismo pasa con los recursos narrativos. Y en este caso como dije, la historia se le complica hasta el manierismo; la cuestión de clases, la creación artística y su relación con la política (un problema típico heredado del socialismo), la paternidad y maternidad, el buen y el mal amor son una coctelera que quedó grande para actuaciones que no están a la altura.

Con sus desniveles, el autor parecía querer hacer una recopilación del folclore eslavo, en función de rescatar tradiciones en un formato hoy comercialmente viable. En el afán de producir un sin número de filmes, parece que se desdibujó la premisa, o quizás nunca la hubo y sólo era expectativa mía. Algo que se nota, o por lo menos yo noto, es que los rusos tocan de oído todo lo que pasa en una iglesia apostólica romana, años de socialismo y de cristianismo ortodoxo, seguramente les dificulta mirar dentro de esa cultura.

De todos modos, Boda negra tiene comentarios y motivos que hacen pensar que el autor tiene mucho más para dar. Lograr mezclar política y hechos históricos con elementos sobrenaturales es más que interesante. Aún cuando uno no comulgue ideológicamente, es claro que debe conocer el tema mucho más profundamente de lo que finalmente queda en sus filmes. Como por ejemplo el tema del pelo en el bebé (comentario como al pasar y no usado) y la diferencia de corte entre las dos mujeres, incluso el de la gitana (ver Frazer: el tabú del pelo); o las esculturas clásicas y neoclásicas en el estudio; el pseudoartista que confunde obsesión con arte podría haber sido un gran tema, Kitano lo trabajó con gran éxito, Carpenter también, entre muchos otros; pero también la obsesión de la protagonista es otra. La pobre costurera corriendo hasta el infierno para conservar el amor del joven rico y bonito (como si fuesen dos categorías linkeadas) con lo cual subraya más que un comentario inocente sobre el problema de clases en Rusia, agravado por el cliché (el chico rico maneja una Ducatti), ¿los peligros de salir con alguien de otra clase social? Las clases sociales bajas tienen contactos en el submundo (gitanos) que mejor dejar tranquilos? Bueno, ahí hay tela para cortar, y mucha, quizás en un próximo artículo.

La aproximación final a un cuento de los hermanos Grimm es otro de los tantos autosuicidios del film.

PD: Les debo en este artículo, algo que prometo escribir en la brevedad y es sobre lo que Kant llamó el buen y mal amor. Un tema recurrente no sólo de este film sino de la cinematografía mundial pero amerita o quisiera que sea un artículo por derecho propio, donde volveremos seguro sobre esta serie de films ya que es uno de sus puntos nodales que desarrolla o parece motivar al autor y que finalmente es uno de los tópicos del mismo cine de terror.

[1] Mitos rusos, Elizabeth Warner, akal, 2005, Madrid